Páginai12 En Brasil
Desde Brasilia
Un disfraz de vampiro a la medida de Michel Temer, el presidente de hábitos nocturnos. En el balance de lo ocurrido la semana pasada sobresalen tres noticias: la publicidad de un juego de mesa con una miniatura igual a Temer vestida como Drácula y las declaraciones de dos ex aliados del mandatario que pusieron en jaque su permanencia en el gobierno al que llegó subrepticiamente hace un año, un mes y seis días.
Ayer el empresario Joesley Batista, dueño del frigorífico JBS, declaró conocer bien al gobernante con quien negoció durante años el pago de sobornos y otros negocios clandestinos. “Temer es el jefe de la gavilla más peligrosa de Brasil” resumió Batista en declaraciones que ocuparon toda la portada del semanario Epoca, del grupo Globo. “Esa banda es muy peligrosa, nunca tuve coraje de pelear con ellos (..) por otro lado si uno baja la guardia ellos no tienen límites”.
La referida “banda” , añadió el mayor exportador de carnes del mundo, incluye a los dos ministros más importantes del gabinete, Eliseu Padilha y Wellington Moreira Franco, así como al ex jefe de la cámara de Diputados Eduardo Cunha, condenado a 15 años de prisión por cobrar 5 millones de dólares de coimas para facilitar un contrato de Petrobras. Padilha, Moreira Franco y Cunha pertenecen al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), agrupación que Temer presidió durante más de 10 años.
Lo dicho por Batista en ese reportaje está refrendado, al menos en parte, por la grabación realizada a las 22.30 del 7 de marzo pasado en el garage de la residencia oficial, en la que Temer aparentemente autorizó el pago de sobornos se refirió a Rodrigo Rocha Loures como su hombre de confianza. Ese audio está en el Supremo Tribunal Federal junto a un video en el cual Rodrigo Rocha Loures fue filmado mientras transportaba un maletín con 500 mil reales (165 mil dólares) que serían un pago semanal para el mandatario. Rocha Loures, también del PMDB, fue preso hace dos semanas por orden del Supremo Tribunal Federal. Estos elementos indican, en principio, que la delación premiada de Batista ante el Supremo está respaldada por evidencias.
El relato del empresario confirmó el estilo trasnochador de Temer que en ese mismo palacio oficial cenó hace tres años con Marcelo Odebrecht del cual obtuvo una coima de 3 millones de dólares. En otra velada nocturna , ésta ocurrida hace 4 meses, el convidado fue el juez Gilmar Mendes, el mismo que hace 10 días absolvió al mandatario en un proceso sustanciado en el Tribunal Superior Electoral. Las revelaciones publicadas en la revista del grupo Globo, convertido en adversario de Temer al comprobar su inviabilidad política, repercutió en la Orden de Abogados de Brasil que reforzó su pedido de impeachment, el cual requiere de la aprobación de la Cámara baja.
El Palacio del Planalto aún apuesta a su holgada mayoría en el parlamento resultante de la coalición entre el PMDB y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), que tiene como presidente honorario al ex mandatario Fernando Henrique Cardoso. Cardoso parece estar advertido del costo que supone continuar asociado a un gobierno encabezado por un presidente al cual la Procuraduría General de la República le abrió una investigación por integrar una presunta “asociación ilícita” y “corrupción pasiva”.
Todo indica que en las próximas semanas esa investigación de la Procuraduría se convertirá en una denuncia formal contra el mandatario.
A contramano de lo votado la semana pasada por la conducción del PSDB, que aprobó prolongar el apoyo al Palacio del Planalto, Cardoso recomendó la salida de Temer y un llamado a elecciones anticipadas, causando una fractura de proporciones en el oficialismo.
Poco después el perfil del ex presidente que gobernó entre 1995 y 2003 publicó la frase “Volvé FHC (Fernando Henrique Caroso)”, un error o un acto fallido de alguien que nunca desistió de un tercer mandato. Por cierto Cardoso está en la lista de los eventuales candidatos en caso de que se convoque a un colegio electoral.
A pesar de la conmoción causada por la entrevista del empresario frigorífico Batista y el cisma en gestación dentro del bloque conservador a raíz de el giro dado por Fernando Henrique Cardoso, Temer no suspendió, por lo pronto, una gira internacional con la que espera remontar el aislamiento de su gobierno. Esta será la semana diplomática más intensa en lo que va del año, con epicentro en Rusia y México.
En Moscú, Temer será recibido por Vladimir Putin para reencauzar las relaciones estremecidas a raíz del golpe que desalojó a Dilma Rousseff, razón por la cual el presidente ruso se rehusó a mantener una reunión privada con su par brasileño en la cumbre de los BRICS en enero pasado.
En Cancún la misión brasileña posiblemente repetirá su alineamiento casi automático con Washington en la cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA), entidad comandada por el diplomático uruguayo Luis Almagro. Hasta principios del año pasado, Almagro respaldó a la presidenta Rousseff frente al movimiento desestabilizador, posición que abandonaría meses más tarde cuando reconoció al gobierno postdemocrático, del cual hoy es un aliado.
A pesar de las anomalías jurídicas del impeachment contra Rousseff, las sospechas –ahora reforzadas por el empresario de la carne Batista– del soborno de algunos legisladores que apoyaron ese proceso y el reclamo generalizado de elecciones directas Almagro no pronunció palabra sobre la calidad institucional del régimen en reciente su visita a Brasilia.
Habrá que aguardar al inicio de las deliberaciones de la 45 Asamblea de la OEA en Cancún para saber si se incluye en la agenda la denuncia realizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra la represión de la protesta en Brasilia bajo la consigna Fuera Temer o la matanza de campesinos sin tierra en la Amazonia. Claro que nadie se sorprenderá si Almagro resuelve excluir esas acusaciones.
Esa omisión podría ser interpretada como la retribución a la buena voluntad de Temer hacia el organismo hemisférico materializada en el pago de 18,6 millones de dólares realizado hace tres meses. El giro de la política exterior brasileña tras la caída de Rousseff, se tradujo en el desprecio por la agenda política del Mercosur, el ninguneo de Unasur y la relación preferencial con la OEA.
Brasil es el segundo cotizante de la OEA y ese monto correspondió a una deuda de 6 millones heredados de la gestión de Dilma y al adelanto de la cuota de 10,6 millones correspondiente a 2017. Luego de consultar fuentes diplomáticas el corresponsal del diario O Globo en Washington escribió que ese apoyo financiero será un espaldarazo para la secretaria de Derechos Humanos de Temer, Flavia Piovesan, que aspira a ser elegida esta semana como miembro de la CIDH en reemplazo de Paulo Vannuchi, un ex preso político y director del Instituto Lula.