El presidente Donald Trump admitió que es investigado por despedir al director del FBI, James Comey, que encabezaba la investigación sobre la supuesta intrusión electoral de Rusia en Estados Unidos, reconocimiento que potencia los argumentos de quienes lo acusan de obstruir la justicia y siembran dudas sobre el futuro de la investigación. “Estoy siendo investigado por despedir al director del FBI por el hombre que me dijo que despidiese al director del FBI. Caza de brujas”, escribió durante el fin de semana Trump en Twitter, su red social favorita para expresarse. El mensaje del mandatario sumó más dudas que certezas en un nuevo giro de la compleja investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016, y de la que se autoexcluyó el fiscal general, Jeff Sessions, por sus encuentros con el embajador de Moscú en Washington, Serguei Kislyak.
Trump no dio ningún nombre, pero su comentario llega después de que el jueves calificara de falsa la información de que el fiscal especial Robert Mueller está investigándolo por posible obstrucción a la Justicia. No queda claro si se refiere a Mueller, que fue nombrado fiscal especial sobre la trama rusa tras el despido de Comey, o al fiscal general adjunto estadounidense, Rod Rosenstein, quien elaboró un informe determinante en el que recomendaba a Trump destituir a Comey. Sin embargo, los medios estadounidense señalaron que Rosenstein podría ser el objetivo del ataque del mandatario.
De este modo, Rosenstein, funcionario del Departamento de Justicia, aparece inmerso en la batalla política y ve con asombro cómo crece su perfil público por los señalamientos del propio presidente. Probablemente estas tensiones fueron el motivo de un comunicado emitido el jueves por el propio Rosenstein en el que se muestra frustrado por las continuas filtraciones periodísticas que no contribuyen a aclarar el panorama. “Los estadounidenses debería tener cautela antes de aceptar como cierta cualquier historia basada en ‘funcionarios’ anónimos, particularmente cuando no se identifica el país –y mucho menos la rama o agencia del gobierno– con las que estas presuntas fuentes están supuestamente afiliadas”, dijo el número dos del Departamento de Justicia.
La preocupación no dejó de crecer, especialmente entre la oposición demócrata, y así lo expresó la senadora Dianne Feinstein, la demócrata de mayor rango en el Comité de Justicia de la Cámara alta, comisión encargada de supervisar los asuntos relacionados con el Departamento de Justicia.
“Estoy cada vez más preocupada de que el presidente intente despedir no solo a Robert Mueller sino también a Rosenstein, quien nombró a Mueller”, indicó Feinstein en un comunicado.
El diario The Washington Post, que cita a funcionarios anónimos, informó el jueves que Mueller, quien está investigando la posible injerencia rusa y los contactos entre Moscú y el entorno de Trump, incluyó en su pesquisa la posibilidad de que el propio mandatario incurriera en obstrucción a la Justicia. El ex director del FBI James Comey, despedido por Trump el 9 de mayo y que estaba antes a cargo de la investigación sobre Rusia, garantizó al presidente que él no formaba parte de la pesquisa, aunque sí reconoció que afectaba a parte del entorno del mandatario.
Para más confusión, el presidente ruso, Vladimir Putin, recurrió a la ironía al rechazar de plano las acusaciones de intervención rusa y está semana ofreció asilo a Comey. “Si, al respecto, sufre alguna clase de persecución, nosotros estamos dispuestos a otorgarle asilo político en Rusia. Él (por Comey) debe saberlo”, enfatizó Putin en una emisión televisiva. El mandatario ruso comparó, además, el caso de Comey con el ex agente Edward Snowden, al que Rusia concedió asilo en 2013 tras revelar una trama de escuchas de los servicios secretos de Estados Unidos.
Asimismo, Putin advirtió que las nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos dañarán las relaciones entre las potencias, aunque consideró que todavía no se puede hablar de represalias. “Esto seguramente va a complicar la relación entre Rusia y Estados Unidos”, consideró Putin en una entrevista en la televisión pública en la que consideró prematuro hablar de las medidas de respuesta de Rusia antes de que las sanciones aprobadas por el Senado estadounidense se pongan en marcha. El Senado de Estado Unidos aprobó la semana pasada una nueva tanda de sanciones, la primera contra Rusia desde que Trump llegó a la Casa Blanca el 20 de enero.