PáginaI12 En Colombia
esde Bogotá
“No hay bomba que pueda vencer un pueblo unido.” La frase se lee en un diminuto papel junto a las flores blancas que cientos de personas se acercaron a dejar la tarde de ayer en el Centro Comercial Andino de Bogotá. Allí, un atentado terrorista dejó tres mujeres muertas y una decena de heridos la tarde del sábado generando el repudio de la sociedad colombiana, incluyendo a las guerrillas que negociaron y negocian la paz, como diversos sectores que consideran el acto violento como una provocación al Proceso de Paz con la insurgencia.
Al principio se decía que se trataba del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que rápidamente negó la autoría del atentado en sus redes sociales. Luego se escuchó que un posible autor sería el Clan del Golpe, agrupación heredera de los paramilitares que ya realizaron una negociación de paz hasta ahora fracasada pues las estructuras militares y políticas continúan sin desarticularse. Este fenómeno, el paramilitar, tiene en jaque el avance de la paz en Colombia en tiempos en que la guerrilla de las Farc ha entregado ya el 60% de sus armas a las Naciones Unidas, mientras los “elenos” están en la Mesa de Diálogos de Paz de Quito, Ecuador.
La semana que inicia se culmina la dejación de armas de la guerrilla más antigua de Colombia, pero el terror se tomó las primeras páginas de los diarios y los minutos de los noticieros. Por eso algunos arriesgan a decir que la derecha extrema armada estaría detrás de las explosiones en el lujoso centro comercial donde nunca antes había ocurrido un acto de violencia de este tipo.
“Pido al universo que la violencia se acabe y construyamos un mejor país”, escribió un ciudadano en los pequeños papeles que llegaron por cientos este domingo cuando además se celebraba el día del padre en Colombia, por lo que el fin de semana el lugar comercial estaba con alta asistencia. Por otro lado, los paramilitares siguen amenazando y asesinado líderes sociales y defensores de derechos humanos entre tanto avanza la implementación del Acuerdo de Paz. Esta semana la organización afrocolombiana Afrodes se sumó a la lista de agrupaciones que han recibido “panfletos” con mensajes que anuncian que son declarados objetivo militar por defender el derecho a la paz. Bernardo Cuero, líder de Afrodes, fue víctima mortal de las balas hace unos días aún cuando había puesto en conocimiento de las autoridades de amenazas en su contra.
La impunidad, que en Colombia ronda el 96%, es una de las causas y a la vez efecto de la larga historia de violencias en Colombia que busca una salida al laberinto de la guerra con el acuerdo de paz ya firmado con Farc, las negociaciones con el ELN, y la prometida desarticulación de grupos paramilitares pactada en el tratado firmado en Bogotá, en noviembre del año pasado. Colombia clama para que sus más valiosos líderes sociales sean protegidos, y que sus crímenes sean investigados revelando y judicializando los autores. Las víctimas suman ya 39 en lo que va de la implementación del Proceso de Paz, mientras el año pasado sumaron 80. Se trata, en su mayoría, de hombres y mujeres que lideran procesos judiciales para exigir la restitución (devolución) de tierras que empresarios y “paras” les robaron tras incursiones armadas que generaron desplazamientos; o bien, de líderes ambientales que se oponen a la minería y grandes proyectos energéticos. Además, en la lamentable lista de personas que siguen perdiendo la vida están aquellos que realizan pedagogía del Proceso de Paz y los puntos del acuerdo en los territorios más apartados de Colombia. Allí, en la Colombia profunda, ahora mismo continúa la dejación de fusiles, morteros, y todo tipo de armas que usó la guerrilla de las Farc durante más de 50 años de guerra que llegan a su fin esta semana cuando completen el total del armamento.
A cambio de su arma, los guerrilleros recibirán beneficios jurídicos y oportunidades para reincorporarse a la vida civil así como la posibilidad de conformar un partido político. Algo antes nunca pensando en Colombia, y que, en medio de las horas de horror del fin de semana por el atentado en Bogotá, pasó a ser titular de segunda línea. Mientras los opositores del Proceso de Paz continúan afirmando que las partes no cumplirán el Acuerdo de Paz, los rebeldes están recibiendo el certificado de la Misión de Naciones Unidas en Colombia que avala que efectivamente dejaron su arma. Éstas serán innecesarias en el propósito de esta guerrilla que ya se decidió a luchar apenas con las palabras, mientras los demás violentos del país continúan con actos que, aunque llenan de zozobra, alientan a unirse para continuar abrazando la posibilidad única de iniciar a construir una Colombia democrática, justa y digna.
Desde Bogotá, el presidente Juan Manuel Santos aseguró que cuando la demencia ataca es cuando hay que defender con cordura. “Ante actos cobardes como los de ayer, debemos unirnos y ser solidarios con la paz, con la reconciliación,” declaró.