Portugal atraviesa una de las mayores tragedias de su historia reciente. Al menos 62 personas murieron y otras 57 resultaron heridas en uno de los peores incendios forestales que azotaron al país en los últimos años. Desde el sábado se replican las víctimas fatales por el fuego, que se inició por la caída de un rayo en los bosques de la localidad de Pedrógão Grande, unos 150 kilómetros al norte de Lisboa, y anoche se propagaba hacia otros pueblos. Allí, unos 600 bomberos intentaban sofocar el fuego.

Al menos una treintena de las víctimas mortales fallecieron carbonizados en sus coches, al no poder escapar de las llamas que les alcanzaron cuando transitaban por una carretera próxima a los focos de incendio. “Estamos ante la mayor tragedia de víctimas humanas de los últimos tiempos por un siniestro de este tipo”, expresó el primer ministro luso, António Costa, quien subrayó la necesidad de tomar medidas para evitar que este suceso se pueda repetir. La prioridad ahora, dijo Costa, es combatir el fuego y auxiliar a las familias de las víctimas. Ya se decretaron tres días de duelo por la tragedia.

Las llamas se propagaron durante la tarde del sábado de una forma que “no tiene explicación”, según ha informado el secretario de Estado de Administración Interna, João Gomes, quien explicó que “vientos descontrolados” terminaron convirtiendo un fuego de bajas dimensiones en “un incendio imposible de controlar”.

“Esta es una región que ha tenido incendios por sus bosques, pero no podemos recordar una tragedia de estas proporciones”, aseguró Valdemar Alves, alcalde de Pedrógão Grande. “Estoy totalmente conmocionado por el número de muertos”.

El papa Francisco también se sumó a las plegarias por los fallecidos, durante su misa semanal y convocó a los participantes a rezar en silencio. “Expreso mi cercanía al querido pueblo de Portugal por el devastador incendio que está golpeando los bosques alrededor de Pedrógão Grande, causando numerosas víctimas y heridos”, aseveró el Pontífice ayer por la mañana al recitar el tradicional Ángelus en Plaza San Pedro.

Ayer, las autoridades locales reportaron que seis de los 57 heridos están en una situación delicada y expresaron “preocupación” por los fuertes vientos pronosticados para las últimas horas “que podrían dificultar las tareas para apagar los cuatro focos que siguen activos”.

EFE
Los vientos transformaron el incendio en un desastre incontrolable.