La organización La Garganta Poderosa denunció otro caso de abuso de las fuerzas de seguridad en el barrio Zavaleta. Fue en la madrugada del sábado y contra la familia de Kevin Molina, el niño de 9 años asesinado en septiembre de 2013 en medio de un tiroteo, ocurrido cuando la Prefectura liberó la zona. La Garganta denunció que un grupo de prefectos se hicieron presentes para requisar violentamente a dos de los hermanos del niño, golpear a Ariel, de 17 años, y disparar al aire en la puerta de la casa familiar en el mismo momento en que los padres y los vecinos salían de sus viviendas para ver qué pasaba.
En la madrugada del 17 de junio, Ariel y Federico regresaron a su hogar, después de trabajar en una obra en construcción, a bordo de una camioneta que se acercó a la manzana de su casa por la calle que lleva el nombre de su hermano. En el portón de la vivienda los esperaban sus cinco hermanos, pero la bienvenida se las dio un efectivo de la Prefectura: “Todos contra la pared”, dijo. Antes de que el primer efectivo, a quien luego se sumaron otros agentes, lo empujara contra el portón de la vivienda y lo golpeara en las costillas (“donde no deja marcas”, se mofó), Ariel gritó que él y su hermano Federico estaban volviendo de trabajar.
Federico, a su vez, pidió que dejaran de golpear a su hermano, a quien tenían tomado del cuello. Priscila (15 años), hermana del joven agredido, también gritó “basta” y le respondieron con un cachetazo. En pocos minutos Prefectura reunió a 50 efectivos en el lugar mientras varios vecinos se asomaban a ver qué pasaba. “Acá nadie vio nada”, dijo un oficial cuando comenzó la retirada de las fuerzas de seguridad que dependen de la ministra del área, Patricia Bullrich. “Ustedes están locos, ¿qué carajo están haciendo?”, los increpó Roxana, la madre de Kevin y de los jóvenes agredidos, a quien uno de los prefectos le respondió con un disparo al aire, cuyo casquillo recogió antes de huir del lugar. Ninguno de los prefectos llevaba la identificación en su uniforme.
El 7 de septiembre de 2013 otro disparo al aire, que atravesó el techo de la casa de los Molina, mató a Kevin, quien estaba escondido debajo de una mesa. La Garganta recordó, ahora, que la muerte de Kevin sigue impune, y que en aquella oportunidad, a pesar de que “el tiroteo duró más de tres horas, con 105 disparos de Uzi y de Fal, a pocos metros de dos garitas”, la policía no respondió los ocho llamados al 911 hasta varias horas después. De los siete prefectos investigados, solo uno quedó procesado y “sigue ejerciendo su actividad y sus propios secuaces nos dan clases de impunidad”, denunció la organización villera.
La nueva denuncia de la Garganta se suma a la denuncia acerca de los golpes y los simulacros de fusilamiento al borde del Riachuelo que padecieron Iván Navarro (18 años) y Ezequiel Villanueva Moya (15 años), detenidos en uno de los puestos de control de Prefectura Naval a fines de septiembre del año pasado.