En su columna, Fernando Borroni se refirió al cacerolazo del día de ayer titulado "marcha de los barbijos" contra "el comunismo" y la cuarentena obligatoria por el coronavirus. "Esta nueva inyección de odio no surgió el efecto esperado. Lo titularon el Cacerolazo histórico y no les dio el cuero. Era una convocatoria al límite del ridículo", expresó.
Para Borroni, "convocar desde la idea de querer ponerle un límite al comunismo es, creo subestimar, a sus propios zombis. Evidentemente el odio entre en disputa con el pudor ante el ridículo exacerbado"
"Pensaba en todas las inyecciones de odio que nos inyectaron desde que comenzó la pandemia", indicó y agregó: "Empezamos con Mauricio Macri diciendo que peor que el coronavirus era el populismo. Luego llegó el desprecio a los médicos cubanos y chinos que en verdad no eran médicos, sino espías que venían a la argentina para de apoco implementar su regímenes. Más tarde que la cuarentena se extendía porque le ayuda a Alberto a mejor su imagen positiva frente a la sociedad, entonces no lo iba a levantar por especulación política. Luego el primer cacerolazo exigiéndole a la política que se recorte los salarios, más tarde que el gobierno está liberando presos a montones porque, entre otras cosas, Cristina necesitaba ampliar su base electoral y ahora el comunismo que acecha"