Hace unos días escuché este comentario: "Psé claro, reclaman alimentos porque tienen muchos hijos pero bien que para abrir las piernas no necesitaron ayuda". ¿Y qué pretenden? Que chicas que provienen de exclusión total por generaciones y generaciones, viviendo en pocilgas con pisos de barro, comiendo salteado y sin educación, tengan el mismo nivel de análisis, la misma capacidad pensante de quienes provienen de familias que les han brindado todo lo necesario económica y afectivamente como para proponerse con criterio tener sólo los hijos que puedan mantener.

Hay una total desigualdad en las condiciones de vida ‑directamente lo opuesto‑ pero suponen que puede existir la misma capacidad de razonamiento resultante. Entonces ¿para qué se gastan tanto en mandar a sus hijos a estudiar si creen que educación o desamparo producen el mismo efecto? Por otro lado, es muy fácil desentenderse de la propia estadística sobre la apertura de piernas cuando se cuenta con un adecuado sistema anticonceptivo, por si no lo han notado, la clase baja es la única que no tiene permitido el acceso a algún método anticonceptivo salvo caer en el aborto clandestino.

Por estas razones, creo que este tipo de comentario es doblemente cruel. ¿Se habrán puesto a pensarlo alguna vez? No entiendo tanto odio, tanto desprecio, creo que la principal causa del rechazo a gobiernos populares, sean del signo que sean, y que despectivamente hoy son llamados "populismos" proviene de que son gobiernos que hacen en alguna medida lo que tantos predican pero que está a la vista que detestan y aborrecen profundamente cuando alguien lo pone en práctica, que es brindar asistencia a los más necesitados. ¿Todavía vivimos en la Edad Media? ¿No hemos evolucionado nada como sociedad? ¿No podemos aceptar que todos merecemos vivir dignamente? Me pregunto por qué una y otra vez y no encuentro respuesta.

 

Marta Demarchi