No fue suficiente. Ni siquiera un bono a 100 años con un rendimiento altísimo los convenció. MSCI rechazó ayer mejorar su evaluación sobre mercado bursátil argentino que para sus estándares continuará siendo “fronterizo”. El Ministerio de Finanzas que encabeza Luis Caputo confiaba que los índices bursátiles argentinos serían reclasificados como “emergentes”. El indicador de MSCI es utilizado como guía por fondos inversores que administran más de 1,4 billones de dólares y, por eso, formar parte del listado anticipa un influjo significativo de capitales hacia ese segmento del mercado. Argentina fue expulsada del universo emergente que hoy componen 24 países en 2009, cuando se instalaron regulaciones a la entrada y salida de capitales que ampliaron el margen de maniobra para hacer frente a la crisis. A comienzos de año, después de la eliminación del requisito de permanencia de 120 días en el país para las inversiones financieras, el JP Morgan anunció tres títulos en pesos al índice de Bonos de Gobierno-Mercados Emergentes (GBI-EM, por sus siglas en inglés). MSCI no compartió el optimismo y volverá a evaluar la mejora en un año. No esgrimió argumentos económicos sino políticos. Celebran la profunda liberalización cambiaria y financiera que puso en marcha el Gobierno de Mauricio Macri pero tienen dudas. Por eso, le piden que demuestre que será irreversible.
“El índice argentino no será reclasificado al status de Mercado Emergente, los inversores advierten que las mejoras para el acceso al mercado implementadas recientemente, incluyendo la eliminación de los controles de capitales y las restricciones cambiarias deben seguir vigentes durante más tiempo para ser consideradas irreversibles”, sostiene el comunicado donde se informaron los resultados para la revisión anual de la composición del MSCI. El mercado argentino y la cartera de finanzas volverán a probar suerte en 2018. El rechazo a la reincorporación del país coincidió con la decisión de mantener a Nigeria en el índice. La inestabilidad institucional del país africano está más que compensada por la liberalizacion cambiaria emprendida por su banco central.
Al postergar su decisión, MSCI advirtió que “desde diciembre de 2015, el BCRA abolió las restricciones cambiarias y los controles de capitales que funcionaron durante varios años. Esos cambios dieron como resultado, entre otras cosas: 1) una moneda flotante, 2) la eliminación de los requisitos de liquidez y los límites mensuales para la repatriación, y 3) la abolición de los encajes para las inversiones. Si bien el mercado bursátil argentino cumple con la mayoría de los criterios de accesibilidad para ser un Mercado Emergente, la irreversibilidad de los relativamente recientes cambios todavía debe ser evaluada”.
El desempeño de muchos fondos de inversión se evalúa en comparación contra los retornos arrojados por alguna de las canastas de bonos de referencia elaboradas por bancos de inversión como el JP Morgan. Así, cuando los bonos emitidos por un país son sumados al índice, el responsable de determinar dónde invertir balancea su portafolio para comprar esos títulos y garantizar una rentabilidad promedio que no resulte en una sangría de clientes. Para argentina era esperable que resultase, a su vez, en una baja de tasas. El montaje de una autopista financiera amplia, señalizada y sin peaje no sólo promueve operaciones especulativas de corto plazo que pueden resultar en corridas cambiarias y movimientos bruscos del tipo de cambio, sino que amplifica la vulnerabilidad de esas economías a shocks externos.