Gendarmeria inspeccionó, junto con autoridades del ministerio de Trabajo, Desarrollo Social, la Defensoría del Pueblo, el Renatre y efectivos de Seguridad e Higiene las condiciones laborales de los peones del Hipódromo de Palermo.

Los inspectores constataron las malas condiciones laborales de los trabajadores de caballeriza, que fueron obligados a permanecer los 90 días de aislamiento dentro del predio sin poder salir. 

"Muchos nos manifestaron que hacía días que no comían porque no tenían acceso", declaró la inspectora del Renatre, Soledad Hemchoz, con el movil de Alan Longy en AM750. Corroboró que cobraban la mitad del salario correspondiente y que recibían entre $13mil y $15mil solamente. Además sostuvo que "tampoco estaban registrados como trabajadores rurales."

La inspección conjunta se dio luego de que ayer los más de 200 trabajadores denunciaron que se encontraban viviendo en condiciones de hacinamientoaseguraron que no los dejan salir bajo la amenaza de perder su empleo desde que comenzó la cuarentena obligatoria por el coronavirus

Los inspectores del ministerio de Trabajo descubrieron que los peones del Hipodromo de Palermo tenían un solo franco mensual y 4hs libres semanales. Si bien son empleados registrados, "el convenio al que están adheridos es opaco", señalaron las autoridades de la cartera laboral.

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Las autoridades del Hipódromo se defienden argumentando que no son sus empleados, sino que dependen de los entrenadores y criadores de caballos que alquilan las caballerizas.

En esa suerte de tercerización, los empleadores directos de los peones tenían que tramitar un permiso que les permitiera entrar y salir del predio. Como la mayoría no contaba con tal habilitación, si querían salir, los responsables del hipódromo les advertían que no podrían volver a entrar. Así pasaron 90 días.

Ante la exposición pública, Federico De Achával, presidente del Hipódromo acordó con los trabajadores su libre circulación y, de esta forma, se adelantó a una reunión que iban a mantener los encerrados con Ignacio Pablovsky y Antonio Bullrich.

Durante los 90 días de encierro los trabajadores vivieron en casillas, hacinados, durmiendo en el piso, con cocinas improvisadas y sin las mínimas condiciones de higiene.

Muchos de ellos residen en la Villa 31 y ese era argumento para no dejarlos salir, relatan. Si bien están contentos por el acuerdo alcanzado, temen por represalias.

"Gracias a Dios nos pudieron liberar, estamos con cautela porque somos perseguidos y amenazados", se sincera Martín en el móvil de AM750, cuando se retiraba del predio a las 17hs, deberá volver a presentarse en su lugar de trabajo mañana sábado a las 6 de la mañana.

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