El sociólogo y ensayista habló en Pasajera en trance sobre las críticas al gobierno de parte de simpatizantes del espacio. Y describió la "plasticidad" de Alberto Fernández.
"El debate se dio de manera espontánea y en ese sentido es un buen debate, que surge de tensiones previas. Es diminuto porque no se expandió en todos los ámbitos en los que hoy se juega la política nacional", dijo González en referencia al debate suscitado a partir del acto del 9 de julio y el artículo de Alfredo Zaiat. Se mantuvo entre un sector cultural intelectual que no afecta a las instituciones políticas reales que sostienen al gobierno, como funcionarios y grupos políticos". Sin embargo, para González "significa mucho: el gobierno debe alimentarse de los debates a su alrededor porque eso le permite un contorno mayor de lo que abarca la institucionalidad".
Sobre el peligro de contribuir a las críticas de los opositores, el exidrector de la Biblioteca Nacional consideró: "siempre mantuve la idea de que el reparo, hecho desde el punto de vista de coincidencias fundamentales con el gobierno, no debe exaltar los ánimos ni debilitar el tránsito desafiante del gobierno".
Además, el intercambio de ideas "sirve para definir la figura de Alberto. No vi a nadie que sintiese que la discusión afectara su figura. Alberto tiene una alta sensibilidad política y está en redefinición: no lo veo como un personaje drástico, fijo, inmutable que se mira al espejo y repite posiciones. Tiene una entidad ´plástica´, esto es, una capacidad de absorción respecto al medioambiente político muy alta", concluyó.
