La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de enfriar el contacto con Cuba mantiene la tensión sobre el devenir de la isla. El jefe de Estado norteamericano se mostró confiado ayer y dijo que alcanzará un acuerdo justo con el gobierno de Raúl Castro. Al mismo tiempo, prometió que se mantendrá firme ante la “opresión comunista” en ese país. Frente a la nueva apuesta del magnate por mostrar su costado más reaccionario, el gobierno y las empresas de Minnesota anunciaron que seguirán trabajando con Cuba en las áreas en las que puedan, como el comercio agrícola, pese al retroceso de la distensión bilateral ordenada por la Casa Blanca, según señaló ayer la vicegobernadora de ese estado norteamericano, Tina Smith, primera representante estadual en visitar oficialmente la isla luego del duro anuncio del mandatario en Miami el 16 de junio.
En su pelea por afianzar su política bilateral con la isla, Trump volvió a cargar contra la propuesta de su antecesor en el gobierno y prometió que cualquier acuerdo que pudiera sellar él con cuba sería mucho más beneficioso que el obtenido por el líder demócrata. “Lo cierto es que el acuerdo que el ex presidente estadounidense, Barack Obama, negoció con Cuba es un mal acuerdo, probablemente haremos un acuerdo mejor, o quizá no. Si hacemos un acuerdo será un acuerdo justo y bueno para nosotros, no una concesión unilateral”, sostuvo el mandatario durante un largo discurso en un acto político en Cedar Rapids, Iowa.
Trump se pronunció así menos de una semana de anunciar desde Miami que prohibiría la gran mayoría de las transacciones de Estados Unidos con el Ejército cubano y restringiría el tipo de viajes que los estadounidenses pueden hacer a la isla. Esas medidas buscan castigar al gobierno de Raúl Castro ya que el Ejército controla buena parte de los hoteles y el comercio minorista en la isla, pero, según expertos, el cambio puede perjudicar también a la industria turística estadounidense y al pequeño sector de empresarios independientes de Cuba.
Además, Trump expresó su respaldo al embargo comercial estadounidense a Cuba y condicionó su voluntad de negociar con La Habana a que la isla dé pasos concretos hacia la celebración de elecciones libres y la liberación de presos políticos, algo que irritó profundamente al gobierno de Castro. Trump se quejó ayer, en una aparente referencia a las críticas recibidas de la oposición demócrata y otros sectores en Estados Unidos, de que Obama “podía hacer acuerdos con Cuba, que mata a miles de personas, mete a gente en la cárcel, es horrible con las mujeres, y también con Irán”, cuyo gobierno es brutal. “Pero luego dicen que es Donald Trump el que es un ser humano terrible. Es increíble”, indicó el mandatario.
En la vereda opuesta a Trump, la vicegobernadora de Minnesota, Tina Smith, que encabeza una delegación bipartidista de ese estado, dijo que las autoridades cubanas están preocupadas por la marcha atrás en las relaciones bilaterales, pero afirmó estar contenta de poder transmitir el mensaje de que aún había mucho apoyo para seguir con el deshielo entre ambos países. “No se puede negar que las acciones que Trump tomó el viernes son un verdadero revés”, dijo Smith, del partido demócrata, en una entrevista en los jardines del emblemático Hotel Nacional en La Habana.
Pero, agregó la gobernadora, “lo importante para mí es que hay un apoyo bipartidista a nivel federal para normalizar y modernizar nuestra relación”. Minnesota es uno de los estados agrícolas más grandes de Estados Unidos y la delegación de Smith incluye al comisionado de agricultura y al jefe de la asociación de productores de maíz. La delegación espera mejorar los vínculos y promover las exportaciones a la isla.
La senadora Amy Klobuchar, demócrata por Minnesota, encabezó en mayo una coalición bipartidista de legisladores –incluido el senador republicano Jeff Flake de Arizona– para presentar una legislación con el objetivo puesto en levantar el embargo comercial de Estados Unidos sobre Cuba, que ahora Trump ratificó en su vigencia. Las asociaciones de agricultores estadounidenses fueron particularmente críticas con la decisión de Trump de revertir la apertura con Cuba emprendida por Obama, argumentando que podría descarrilar el enorme crecimiento de las exportaciones agrícolas que sumaron 221 millones de dólares el año pasado.