La situación judicial de Milagro Sala quedó agravada por una sentencia de la Sala IV de la Cámara de Casación Penal que respaldó su condena a tres años de prisión en suspenso por daño agravado por una protesta a huevazos y con vidrios rotos contra Gerardo Morales en 2009 pero dispuso –tal como pedía el entonces senador– que también se la juzgue por amenazas, un delito por el cual el tribunal del juicio oral la había sobreseído. La resolución dice que el tribunal que condenó a la dirigente de la Tupac Amaru no fue arbitrario y afirma que contó con suficientes pruebas. Pero no queda claro a través de ninguno de los testimonios que cita cómo es que llega a la conclusión de que Sala instigó a Graciela López a realizar un escrache en el que tampoco surge que ésta última haya participado de algún daño al edificio del Consejo de Ciencias Económicas, donde Morales daba una charla sobre gasto público. Avaló incluso, como columna vertebral de la acusación, los testimonios de René Arellano, un empleado del ahora gobernador Morales, y de su pareja Cristina Chauque, denunciados por falso testimonio. Los abogados de ambas mujeres van a cuestionar ante la Corte Suprema el fallo que consideran “vergonzoso y arbitrario”.
Lo que más sorprendió a la defensa fue la decisión de Casación de mandar a reabrir la acusación por supuestas amenazas coactivas. Esto implica que habrá un nuevo juicio por este tema puntual y que si termina en otra condena se sumará a la anterior, lo que hará que supere los tres años y se convierta en una pena de cumplimiento efectivo. El Tribunal Oral Federal 1 de Jujuy había concluido que el delito de amenazas estaba prescripto y que la querella de Morales y la fiscalía pidieron recién el juicio que se convirtiera en amenazas coactivas, que tiene una pena mayor (hasta cuatro años de cárcel). Pero los jueces de Casación dijeron que no importa la calificación sino los hechos, y que había que juzgarlos. Sólo evitaron dictar ellos una sentencia, y lo delegaron en el tribunal local. ¿Cuáles eran las amenazas? Según Morales, al momento del escrache le cuestionaban que “se metía con las organizaciones sociales, que era un hijo de puta, que deje de salir en los medios, que le iban a pegar un tiro”.
La sentencia intentó ser presentada desde la Casación como un mero rechazo a los recursos de Sala y López por cuestiones formales. Pero la lectura de las 90 páginas firmadas por los jueces Mariano Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Gustavo Hornos, deja en claro que avalan la construcción argumental en base a un puñado de testimonios hecha por el tribunal oral. Dan por sentado, por ejemplo, que en los días previos al escrache en la charla que darían Morales y el ex titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, hubo una reunión en la casa de Milagro Sala en la que organizó la protesta, dijo que tiraran huevos y que le pegaran al entonces senador. Además los jueces afirman que allí estaba Graciela López. Eso es lo que declararon Cochinillo Arellano y su esposa, con algunos matices entre sí. La Casación dice que otros testimonios acreditan lo mismo, pero en el fallo no surge que hagan esa descripción.
“Los jueces dan por probada la instigación por el relato de una reunión previa en la que nadie dice cómo se instigó, en este caso a Graciela López, para el escrache. Ninguno de los testigos dice cómo fue esa instigación. Tendrían que probar que Milagro le metió en la cabeza a alguien que fueran al Consejo de Ciencias Económicas e hicieran tal cosa. Eso no surge”, advierte la abogada de Sala, Elizabeth Gómez Alcorta. La sentencia de Casación da por hecho que hubo reuniones previas de la red de organizaciones sociales en las que se planearon los hechos y hubo directivas.
“Se encuentra debidamente probado que Milagro Sala determinó a María Graciela López en las reuniones previas a realizar un escrache violento contra el entonces senador Morales que culminaron con los daños verificados”, dice el fallo de Casación. Agrega que no hace falta no hace falta “una descripción exacta de cómo fue la inducción a cometer el hecho ni es dirimente cuales fueron las palabras exactas utilizadas”.
Gómez Alcorta señala que tampoco surge de ningún testimonio que López haya participado en los daños. “Es tan arbitrario el fallo que respecto a ella crea una especie de nueva forma de autoría: dice que la sola presencia de López en el lugar impuso confianza en los que ejecutaron el hecho. Los testigos a lo sumo dijeron que Graciela López discutió con Morales. El tribunal dice que dirigía las acciones desde su celular, pero nadie dijo cuál era el contenido de sus conversaciones ni de los mensajes que mandó”, señaló la defensora. Casación dice que fue coautora de los daños con “actos propios” pero no especifica cómo ni cuáles.
La decisión de Casación afirma que no tiene por qué decir nada de los testimonios de Arellano y su esposa porque ya fueron denunciados por el fiscal de Casación Javier De Luca. Sin embargo, sostienen en ellos buena parte de la argumentación. Respecto de Arellano dicen que no altera la validez de su declaración su condición de empleado de la gobernación de Morales.
Cuando la defensa de Sala los impugnó por falso testimonio especificó en qué habían mentido:
- Arellano declaró que trabaja en una cooperativa y cuando le preguntaron si había trabajado para el Estado dijo no y sin embargo ya cobraba dinero de la Gobernación de Morales con la categoría más alta de la administración pública de Jujuy .
- También testificó que no podía salir de su casa después que prestó declaración contra Sala porque estaba muerto de miedo ya que temía represalias y, sin embargo, los custodios que le pusieron en sus informes dijeron que tenía actividades sociales múltiples, las 24 horas, y que hasta andaba armado.
- La primera vez que declaró Arellano fue por un escrito del abogado Luciano Rivas, apoderado de Morales y hoy secretario de gobierno. Dijo que lo conoció después del escrache un día que fue a la Legislatura, que buscaba ayuda por distintos despachos sin suerte, y que se topó con un hombre alto que resultó ser Rivas y le preguntó si estaba dispuesto a declarar y luego le llegó una citación a su casa. Pero la esposa, Chauque, dijo que no había sido un encuentro casual sino que se contactaron con Rivas por medio de Miguel “Chiqui” Alvarez García, actual embajador en Bolivia, que trabajaba hacía años con ellos en las cooperativas. Arellano dijo que no tenía relación.
Pesa todo Casación evaluó que : “La defensa no ha demostrado razones valederas para desconocer la validez, utilidad y aptitud probatoria que revisten las declaraciones de los testigos Arellano y Chauque en lo relativo a la intervención de Milagro sala en los hechos inspeccionados en este legajo” (…) en la sentencia se cumplió con la rigurosidad y rigor crítico con la que deben valorarse declaraciones de este tipo”.
La Corte, que ya tiene por resolver nada menos que la detención de Sala, ahora sumará un nuevo reclamo por una sentencia que empeora su escenario judicial.