En su columna, Fernando Borroni reflexionó sobre la cobertura mediática que tuvo el lockout de la Mesa de Enlace.
"La Mesa de Enlace amenaza con un local patronal porque el Gobierno nacional quiere limitarle temporalmente la exportación al maíz. Las partes se juntan. Se llega a un acuerdo, pero el campo no baja su medida de fuerza hacia el paro igual. Una porción de la sociedad continúa hablando de que el gobierno enviste contra el campo. Los medios repiten, instauran esto. La realidad cambia, pero el relato no", introdujo el periodista de La Mañana.
"Distintos medios hace años denuncian al kirchnerismo de corrupción. Sus medios satélites hacen lo mismo. La justicia no puede demostrar ni una sola de las acusaciones. Valen más que la realidad", señaló Borroni.
"En la Argentina hay cada vez más pobres. La redistribución injusta de la riqueza, el gobierno de Macri, la pandemia, ha hecho estragos. A la vista de todos se ve cómo la pobreza es consecuencia de la riqueza concentrada en pocas manos. Sin embargo, el modelo, sus medios y una gran parte de la sociedad asegura que el pobre es pobre porque quiere", agregó.
"¿Qué quiero decir con todo esto? Que cuando alguna vez escuchamos nombrar o mencionar a un filósofo alemán llamado Friedrich Nietzsche, que aseguró que no hay hechos sino interpretaciones, quizás no estaba tan equivocado".
"Vivimos de interpretaciones. Vivimos con relatos ajenos a lo que llamamos interpretaciones propias. Construimos realidades hasta a veces educamos, vivimos y evaluamos en función de interpretaciones, de supuestos análisis que creemos propios, pero que no son otra cosa que los resabios de la ideología del poder dominante, que los medios de comunicación, sus medios de comunicación, van instalando".
"Los seres humanos creemos con cierta arrogancia en este mundo donde los medios lo manejan todo, que interpretamos y analizamos sobre hechos objetivos, sobre hechos neutrales, verdades incuestionables y solamente una subjetividad limpia de nuestra parte y la verdad es que mayoritariamente las cartas con las que jugamos vienen del mazo del pensamiento único impuesto desde el poder comunicacional dominante".
"¿Qué es lo importante de todo esto? Qué evidencia que la pelea contra el poder real no se hace solo y por sobre todo con hechos políticos, sino con una comunicación que se haga en relación a ellos, pero que pueda construir un mundo de interpretaciones colectivas ajustadas a la realidad. Se importa y mucho lo que se es, pero también cómo se cuenta aquello que se es. En algún momento los hechos deben ganarle a la interpretación, porque la interpretación es una construcción subjetiva, pero que no deja de estar viciada por un poder que va construyendo su propio relato para que la voz y en las palabras de cada uno de nosotros y de nosotras repitamos su discurso creyendo que es el propio".