En 2005, cuando era diputado nacional por la entonces denominada Propuesta Republicana, Esteban Bullrich dio un encendido discurso de defensa del represor Luis Abelardo Patti. En aquella oportunidad, el Congreso debatía la inhabilitación de Patti para acceder a la banca, teniendo en cuenta su historial ligado a la última dictadura militar.
“El diputado Patti debe ser aceptado como miembro de esta Cámara”, arrancaba su discurso el actual ministro de Educación, para luego meterse de lleno en la defensa de la teoría de los dos demonios: “La lección más importante que nos dejó la década del 70: cuando cualquier grupo, grande o pequeño, quiere imponer su verdad a costa de la ley, la Constitución, con violencia, el país entra en una espiral de la cual no sale”.
“Yo he dicho ya en esta Cámara, que todos los argentinos que mataron argentinos, tienen que ser condenados. Que todos los argentinos que torturaron argentinos, tienen que ser condenados. Que todos los argentinos que hicieron desaparecer argentinos, tienen que ser condenados. Pero tienen que ser condenados por la Justicia, que es justamente el órgano en una democracia representativa el encargado de juzgar”, indicó Bullrich.
No fue la única polémica del ministro y ahora candidato a senador por Cambiemos en la provincia de Buenos Aires.
Este año, Bullrirch hizo otro papelón en Holanda, luego de firmar en Ámsterdam un convenio de cooperación con la Casa de Ana Frank. Dejó una frase que minimiza el horror del nazismo: dijo que la niña holandesa tenía sueños que “quedaron truncos en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”.
El año pasado, participó de la 22° Conferencia Industrial Argentina organizada por la Unión Industrial Argentina (UIA) y desató la polémica luego de afirmar ante los empresarios que no les hablaba como titular de la cartera educativa sino como “gerente de recursos humanos”. Bullrich pidió además mayor articulación entre el “mundo empresarial y el sistema educativo”. “Si tenemos la mejor educación, tendremos las mejores empresas del mundo. Para eso debemos preparar recursos humanos de excelencia. Debemos recorrer juntos el camino. Estoy agradecido de estar parado acá”, amplió.
En el Mini-Davos de aquel año, Bullrich dijo –otra vez ante empresarios- que el trabajador se “debe acostumbrar a vivir en la incertidumbre y disfrutarla”.
También en 2016, en un discurso en Choele Choel desconcertó al auditorio de una de sede de la Universidad Nacional de Río Negro al comparar la inauguración del Hospital Escuela de Veterinaria con la Campaña del Desierto, el exterminio de los pueblos originarios a fines del siglo XIX. “Esta es la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas, con educación”, sostuvo y luego trató de aclarar que se refería a un supuesto “avance en un territorio que no estaba conquistado, ocupado”.
Unos años atrás, en un video de 2014, se lo ve a Bullrich en una conferencia en la Academia Nacional de Educación, donde explica su estrategia para doblegar a los sindicatos docentes. “Al sistema hay que sacudirlo. Y lo hemos hecho. ¿Qué es lo que hacemos para vencerles la resistencia? Primero, lanzar muchas iniciativas al mismo tiempo porque el gremio focaliza”, arranca el ministro, quien enseguida reconoce: "estoy develando la estrategia si se quiere, pero no importa porque la estrategia es poco atacable igual”. “El gremio focaliza en una propuesta, le abriste 12, las otras 11 avanzan. Cuando se dieron cuenta que había una que se implementó, van atrás de esa y avanzás con las que no habías avanzado”, explicaba, con tono socarrón.