¿Cómo le va, lector, Cómo anda? Y, pregunta fundamental en estos tiempos  ¿Usted, tiene clase?.. No lector, no le estoy preguntando en términos educativos, ya sabemos que eso no es un problema hoy en día, que eso ya esta solucionado, que el gobierno dota a todos nuestros chicos de la educación que merecen. 

Claro que, siempre según ellos, no todos merecen la misma educación. Así es la meritocracia, o sea el gobierno de los meros, que nos gobierna, meramente hablando.

Algunos, dirán  sin que se les borre la sonrisa, merecen la mejor educación que puedan pagar, donde profesores formados en las mejores empresas les enseñen a compartir la rúcula y el queso brie, solidariamente, con los otros CEOS. O al menos que eso parezca, mientras compíten entre sí.

Otros chicos, seguirán diciendo con la misma sonrisa de piedra,  deberán caer en la educación pública, y  bancarse a docentes, formados como tales, y no como empresarios, que  dependen de un salario para poder vivir, o sea que “no entendieron nada de la meritocracia” y por ello no están capacitados para trasmitir sus valores. 

Esos chicos terminarán compitiendo por el choripán o el plan prometido (pero en la meritocracia no hace falta cumplir lo que se promete, se puede decir “ no es una mentira, es solamente una posverdad”, y chau). Y ni siquiera aceptan que esos docentes sean remplazados por otros  que voluntariamente se ofrecen para remplazarlos mientras pelean por sus salarios, y les enseñan a los chicos a ser competitivos en serio.

Así nos va, lector. Hay gente que de verdad coincide con lo que acabo de escribir en los párrafos anteriores. Aunque parezca una locura. O un mar de cinismo. Dirán que es “sentido común”, concepto debajo del cual se esconden casi todos los prejuicios, y a otra cosa.

Y en el medio de todo eso, o abarcando todo eso, la clase media. 

Porque a esto me refería cuando le preguntaba por la clase, lector. No era “las clases de la escuela”, eran “ las clases sociales”.

Los sociólogos suelen dividir a la población en “ deciles”. O sea del 100%, cada 10 % es un “decil”. Una de las maneras de clasificarlos es según sus ingresos, cuánta plata entra a su casa por mes, por ejemplo.  Así los del decil más bajo, el 1, vendrían a ser los mas pobres. Los del decil más alto, o sea el 10, los más ricos.  ¿Y los de clase media? 

¡De clase media suelen ser todos, lector! O al menos , eso parece ser lo que les dicen a los encuestadores, en el momento de la verdad,. o de la posverdad

¿ Será por eso? ¿Habrá estudiado sociología D. Barba? ¿Usará esos conceptos cuando le propone a Mauricio : “deciles” que van a llegar las inversiones; “ deciles” que es por culpa de la pesada herencia, “ deciles” que hay que tener fe, que todo cambiará., “deciles” que si no te votan se viene un ajuste tremendo, pero si te votan, se viene un ajuste maravilloso?

¿Nos tratará de “deciles” o de “imbeciles”, sin acento para que rime, o mejor, con acento, acento en el ajuste?

Vamos a volver… a la clase media

Recuerdo, era adolescente, que después del Rodrigazo (junio de 1975), un ajuste tremendo, un sinceramiento asesino, se decía que “ la clase media ha muerto”.  

Solamente un año después, Tato Bores, declamaba en un teatro  estaba prohibido en la tele, con el libro del también querido Jorge Schussheim  “¡Clase media nunca más, descansa tranquila por siempre jamás!”. 

Se animaba entonces, y ¡había que animarse!, a denunciar lo que estaba pasando en el país. Por supuesto que el plan económico de Martinez de Hoz, y el plan asesinó de la dictadura no eran “solamente” contra la clase media, y, mayormente, se dirigían contra los trabajadores, los humildes,  y los que ponían su neurona en movimiento, más allá de sus clases. 

Señalo aquí lo de la clase media, porque, ¿por arte de magia? Parte de esta clase parece haber “olvidado” lo que pasó en esos años, y, tal como antes, mirar para otro lado, y, dado que estamos en democracia “ votar para otro lado”. 

Pero la clase media sobrevivió, y creyó que con democracia se come se educa y se cura, después, que si lo seguían, no los iba a defraudar, que dicen que soy aburrido, y que el que puso dólares, recibirá dólares. Los niños de clase media se habrán preguntado “¡ y a nosotros qué?”, cuando en el 89 se hablaba de ”los niños pobres que tienen hambre, y los niños ricos que tienen tristeza” ¡Los niños ricos ya no tienen más tristeza, ahora tienen un celular que los libra de todos los males!

Dicen ahora, que, ya instalados en este milenio, la clase media “ se creyó que” tenia derechos. Peor que eso, los humildes, se creyeron que tenían derecho a tener los mismos derechos que los de clase media tampoco tenían pero creían que sí, pero que, “por suerte” en 2016 votaron a un gobierno que los despertó. 

El problema es que., tal como el cuento de Monterroso “cuando se despertó, el dinosaurio aun seguía allí”. No, es peor, porque en este sueño, el dinosaurio no estaba. 

La clase media votó a favor de sus intereses… bancarios. Sigue diciendo, “se robaron todo”, mientras el gobierno nos endeuda a 100 años. Ni siquiera le hacen caso a la líder espiritual de los tilingos, la que prometió cambiar futuro por pasado, y dicen “¡se robarán todo”

Cambian nuestra historia. El 25 de mayo fue en 1816, cuando los patriotas estaban angustiadísimos por tener que independizarse de España, a pesar de los increíbles emprendedores como Belgrano, que donó sus haberes para la creación de 4 escuelas ¡Él también cayó en la educación pública!

La clase media, tilinga o progre, xenófoba o generosa, neoliberal o popular, neurótica o violenta, prejuiciosa o prejuiciosa ( pero de otros prejuicios), asustada u omnipotente, soberbia o humilde ma non troppo, tan memoriosa o tan olvidadiza,”quesevayantodos” o “vamosvolver”. Y no hablo de grietas, esa palabra me parece un capricho de mala leche ideológica; hablo de diversidades en la inclusión, o en la exclusión, según el día.

De todo esto y de toda esta, trata este suplemento.

Hasta el sábado, lector.

@humoristarudy