La ministra de Salud, Carla Vizzotti, firmó un acuerdo con sus pares de todas las provincias y de la ciudad para trabajar juntos y priorizar al sector público con un enfoque federal.

En el texto denuncian una campaña para "generar divisiones donde no las hay y poner en duda todo el funcionamiento del sistema de vacunación en la Argentina".  

Además se destaca que se está desarrollando la campaña de vacunación más grande de la historia argentina donde el principal obstáculo es el externo por la dificultad de acceso a vacunas en todo el mundo.

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Las ministras y los ministros de Salud de la nación, de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires trabajamos desde el 10 de diciembre de 2019 de manera unida y consensuada, priorizando la salud pública con un enfoque federal. Lo hacemos sin importar nuestras identidades políticas o partidarias, porque nuestra única bandera es la política sanitaria.

Comprobamos sin embargo que en los últimos días han surgido voces cuyo visible interés es generar divisiones donde no las hay, y poniendo en duda todo el funcionamiento del sistema de vacunación en la Argentina.

Más allá de todos los mecanismos que pueda utilizar el Estado, las trabajadoras y los trabajadores de la salud son el eslabón de oro para que las vacunas lleguen a la población objetivo, porque la Argentina es un país muy extenso y desigual.

Cada jefe y cada jefa de un programa de vacunación organizan las acciones en función de la particularidad de cada lugar. Las vacunadoras y los vacunadores reciben las vacunas y las aplican con esfuerzo, con dedicación, y sobre todo, con mucho amor. A veces lo hacen en zonas donde no hay Internet, o donde hay dificultades o pocas capacidades para utilizar herramientas informáticas, recorriendo largas distancias, en climas extremos, por citar algunas realidades. Esa complejidad se profundiza porque la Argentina tiene un sistema federal de gobierno y un sistema de salud fragmentado. Ninguno de estos problemas es nuevo.

Por eso, creemos importante destacar que el Programa de Inmunizaciones de la Argentina es líder en América, y América a su vez es líder en el mundo. Es momento de valorar lo que tenemos.

Este sistema ha demostrado logros incuestionables, gracias a las vacunas no se reportan casos de poliomielitis desde 1984, de sarampión endémico desde 2000, de difteria desde 2006, de tétanos neonatal desde 2007 y de rubéola endémica y del síndrome de rubéola congénita desde 2009.

También se ha logrado que no haya trasplantes de hígado por hepatitis A en niñas y niños vacunados desde 2007, así como la reducción del 57% de las internaciones por neumonía en niños menores de 5 años desde la vacunación contra neumococo, y del 82% en la letalidad en niñas y niños menores de un año por tos convulsa desde la vacunación de embarazadas.

La Argentina es uno de los pocos países de la región que tiene un esquema completo de vacunación, con vacuna contra la poliomielitis inactivada, logro alcanzado en 2020 durante la pandemia, y uno de los primeros en incorporar la vacunación contra el VPH a niñas de 11 años a partir del año 2011 y a varones desde 2017. También es uno de los pocos países que tienen la vacuna contra la hepatitis B universal en su calendario.

Hoy estamos en las primeras etapas de la campaña de vacunación más grande de la historia argentina. A medida que las vacunas contra la COVID-19 van llegando a nuestro país se requiere organizar un despliegue inédito de personal para el desaduanaje, la preparación, la distribución, la recepción en las provincias, una nueva distribución al interior de cada provincia y la preparación de vacunadoras y vacunadores. Sabemos que todo esto implica un enorme desafío, y por eso todas las jurisdicciones nos unimos para superar los obstáculos que van surgiendo.

El principal de esos obstáculos es externo: la dificultad de acceso a vacunas en todo el mundo, por la altísima demanda simultánea. Eso lleva a que, cuando se prioriza a algunos sectores, se posterga a otros, hasta que llegue el próximo embarque. Por eso es tan importante el consenso al definir esas prioridades. Si bien en temas como este es imposible lograr un consenso absoluto, sí es posible diferenciar los cuestionamientos razonables de las críticas malintencionadas.

Las autoridades sanitarias estamos más unidas que nunca, para construir sobre lo ya construido, con la mirada en corregir todo lo que haga falta para mejorar el acceso a las vacunas y así disminuir el impacto en la mortalidad de una posible segunda ola. Vemos lo que ocurre en el hemisferio Norte, y por eso sabemos que es necesario lo antes posible vacunar a la población que tiene mayor riesgo de fallecer. Convocamos a todos y todas a dimensionar el esfuerzo y los logros que está teniendo la Argentina en materia de vacunación.

La salud de los argentinos y argentinas nos tiene que encontrar a todas y todos con nuestra máxima cooperación detrás de ese mismo objetivo.