Dos hombres fueron secuestrados en La Tablada, partido de La Matanza, y más tarde liberados en el barrio porteño de Villa Lugano tras el pago de sendos rescates por un total de 11 mil pesos y artículos de electrónica. La banda que los capturó estaba integrada por al menos seis delincuentes, dos de los cuales, un hombre de 23 y otro de 37 años, fueron detenidos ayer. Ambos tienen antecedentes penales.
El hecho se inició el miércoles, alrededor de las 21, en la esquina de las calles Jerónimo Helguera y Simón Bolívar, donde el panadero José Carbone, de 28 años, y un vecino, de 21, conversaban mientras el primero cerraba el comercio. Allí fueron tomados cautivos por delincuentes que se movilizaban en un Chevrolet Corsa, de color gris, y que luego se comunicaron con las familias de las víctimas para exigirles dinero.
El pago de rescate por el panadero –unos seis mil pesos, tres celulares, una tablet y una PlayStation– se realizó en la esquina de Helguera y San Martín, a unas cinco del lugar del secuestro, frente a la villa Las Antenas.
En tanto, por el otro hombre su familia pagó unos cinco mil pesos en el cruce de la avenida General Paz y la autopista Riccheri.
Las víctimas fueron liberadas en inmediaciones de las torres de Lugano, alrededor de la una de la madrugada del jueves. Horas más tarde, en la puerta de la panadería, Carbone y su amigo relataron lo vivido y coincidieron en que pensaron que iban a ser asesinados porque ni ellos ni sus familiares tenían el dinero que los delincuentes les exigían para ser liberados.
Jonathan contó a un canal de noticias que incluso fue sometido a un simulacro de fusilamiento, ya que lo hicieron arrodillar y le gatillaron un arma en la nuca, aunque la bala no salió. “Uno me arrodilló, yo me tapo los oídos, no sé si cargó el arma pero me la apoya y hace un ruido, pero no salió la bala. El tipo simuló que me fusilaba. Ya estaba re jugado”, relató.
Por su parte, Carbone recordó que los captores les decían que no estaban preocupados por los patrulleros porque estaban “arreglados con ellos” y que también repetían que “eran profesionales”, aunque aseguró que estaban “muy locos”, en referencia a que parecían drogados.