Seis exmilitares serán indagados este martes en el marco de una causa que investiga como un delito de lesa humanidad las torturas que sufrieron soldados argentinos durante la Guerra de Malvinas por parte de sus superiores. Con demoras y dilaciones de la Justicia, se apunta a 95 altos mandos por al menos 105 episodios.
La causa se tramita en el juzgado federal de Río Grande, Tierra del Fuego, a cargo de la jueza Mariel Borruto, llamó a indagatoria para este martes a seis exmilitares acusados por torturar a un grupo de soldados durante la guerra de 1982. Semanas atrás, los denunciantes habían exigido avances en el expediente.
"Por primera vez declarará un general del Ejercito. Eso implica un avance sobre la cadena de mando", destacó Jerónimo Guerrero Iraola, abogado al frente de la querella que lleva adelante el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata, en diálogo con AM750.
Entre los investigados llamados a indagatoria se encuentra el exgeneral de Brigada Omar Edgardo Parada, de 94 años. También deberán declarar Jorge Aníbal Santiago Cadelago, Jorge Guillermo Díaz, Emilio Samyn Duco, Horacio Francisco Vlcek y Jorge Raúl Masiriz.
La causa
La causa fue abierta en 2007 y cuenta con 95 militares denunciados por al menos 105 casos de tortura. Hasta la fecha, se han presentado más de 120 denunciantes.
Guerrero Iraola explicó que las dilaciones en la causa, que lleva más de 14 años de tramite, se deben a la "tecnología de impunidad" que diseño la última dictadura. "Se trata de dispositivos políticos burocráticos desplegados por la dictadura cívico-militar tendientes a lograr la impunidad respecto a los hechos de tortura", explicó.
"Ha costado mucho lograr romper estos espirales de silencio. Es por eso que las victimas, a 39 años de la guerra recién ahora empiezan a encontrar un camino en materia de verdad y Justicia en el Poder Judicial", agregó el abogado.
Ante la consulta de este medio, destacó además que la semana pasada la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia confirmó el procesamiento sin prisión preventiva de otros tres exmilitares y dictó la falta de mérito de otro en la causa que investiga la aplicación de torturas a soldados de su propia tropa durante la Guerra de Malvinas de 1982.
"Esta sentencia constituyó un hito histórico y sin precedentes en relación a los juzgamientos de los crímenes de estado cometidos durante la guerra de Malvinas", detalló Guerrero Iraola.
Las torturas
En las actuaciones judiciales aparecen descriptos una serie de tormentos que los camaristas redefinieron como "vejaciones" y consideraron delitos de lesa humanidad, por formar parte de un plan "sistemático" de los altos mandos militares contra sus subordinados.
En su mayoría, se trata de represalias hacia soldados que, ante situaciones de hambre extremo, intentaron procurarse su propio alimento mientras la guerra continuaba a su alrededor.
Es el caso de los soldados Jorge Ramón Diez, Carlos Raimundo Rodas, Elvio Emilio Nis, Antonio Horacio Gallardo, Román Orlando Solís y José Rubén Suárez, fueron torturados por sustraer y comer una oveja.
Los altos mandos los obligaron a "sentarse en el interior de un pozo, para luego ser enterrados hasta el cuello, sin abrigos y sin cascos, entre nueve y diez horas", según se desprende del expediente judicial.
Por su parte, al soldado Mario Roberto Sauco se lo castigó "obligándolo a colocar sus pies cerca del fuego, con sus borceguíes y medias, ordenándole que no se moviera durante un día, para luego ser obligado a volver a su posición, circunstancia que le produjo ampollas en los costados de los dedos grandes".
El conscripto Carlos Argentino Pereyra fue "estaqueado por un plazo estimado de ocho horas bajo una nevada, ello a modo de castigo por un supuesto hecho de robo de comida".
Edgardo Oscar Arnoldo fue "estaqueado durante cuatro o cinco horas en las que estuvo atado de manos y pies con un nylon cubriéndolo durante un bombardeo nocturno" por "robar comida perteneciente a sus superiores".
Otros soldados, Daniel Martínez González y Rosendo Prado, fueron obligados por sus superiores a "realizar movimientos vivos sobre el barro con hielo bajo la nieve mientras sufrían amenazas de ejecución".