En su columna de humor en La Mañana, Adrián Stoppelman habló de las contradicciones del gobierno porteño, que hace un tiempo decía que los docentes eran “viejos, reprimidos y fracasados” y ahora los declaro personal de “máxima esencialidad”.
Ante esta situación, Stoppelman realizó un informe para saber si en tu ciudad, la educación también es de máxima esencialidad:
- Solo los docentes podrán hacer uso de las cabinas anti estrés y acariciar gatitos y perros.
- A los alumnos de capital no se les entregará jamás una computadora ni libros ni cuadernillos, ¿Para qué? para que puedan estudiar con papel y lápiz, la máxima esencialidad.
- Las viandas se verán reducidas a pan y agua: la máxima esencialidad.
- Se le encargará a Bárbara Diez la distribución de desodorantes de ambientes en los colegios porteños, todos con aroma a popurrí, para que alumnos y docentes puedan disfrutar de esencias esenciales.
- Las concesionarias de autos de alta gama se verán abarrotadas por docentes intentando conseguir camionetas 4 x 4, Mechas, Bemes para pasar frente a los hospitales y enrostrarle a los médicos y personal sanitarios que son mucho más esenciales que ellos. Es más: se le regalará a Baradell el auto que supuestamente tenía, para que lo muestre con orgullo. Y pasajes en primera para todos los docentes para cualquier destino del mundo.
- Dada la máxima esencialidad de la escolaridad, las marchas docentes, de ocurrir, serán reprimidas pero no con cachiporras: con flota flota.
- Habrá carriles exclusivos para bicidocentes y bicialumnos y estarán indicados en color amarillo, para que se entienda que son de máxima esencialidad.
- En los colectivos y medios de transporte, las embarazadas deberán cederle el asiento a los docentes y alumnos de máxima esencialidad.