En medio del debate por la liberación de patentes de vacunas contra el coronavirus, el planteo del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que acompañó ese reclamo en la Organización Mundial del Comercio, provocó satisfacción en el gobierno. Aunque en el Ministerio de Salud aclaran que en el corto plazo “no implica nada”, advierten que si se liberan las patentes se podría agilizar el desarrollo de una fórmula local contra el coronavirus.
En diálogo con AM750, la jefa de Gabinete del Ministerio de Salud, Sonia Tarragona, advirtió que la liberación de patentes permitiría no sólo garantizar la producción para abastecer la demanda local de vacunas, sino satisfacer las necesidades de otros países, en medio de la desigual distribución de dosis.
“Los laboratorios nunca quieren liberar patentes, pero estamos en una situación de crisis sanitaria sin precedentes, nunca los intereses comerciales deben estar por encima de la salud pública”, señaló Tarragona.
¿Qué implica para la Argentina en el corto plazo, digamos de acá a un año?
El planteo que hizo Joe Biden en las últimas horas en principio a corto plazo todavía no implica nada. Simplemente es una buena noticia, porque esto no es una decisión unilateral. La decisión de liberar patentes se toma en el seno de la Organización Mundial del Comercio, en la que votan 194 países.
El tema es que es la primera vez desde que discutimos estos temas que Estados Unidos adopta una posición semejante. Eso podría permitir que en Argentina se pueda producir una vacuna cuyo titular no es un laboratorio argentino. Puede ser cualquiera de las vacunas que se están distribuyendo sin la obligación de reconocer los derechos de propiedad intelectual que hoy detentan quienes tienen la titularidad.
El impacto de liberar patentes de vacunas
¿Y cómo sería el proceso una vez que se libera la patente? ¿Argentina tiene la capacidad de empezar a desarrollarla?
Eso depende, porque las vacunas tienen distintos niveles de complejidad. La capacidad de producción de una vacuna es bien distinta al nivel de desarrollo. Porque lo primero que tiene que ocurrir es hacer el desarrollo de la vacuna. Eso se hace en un laboratorio, una vez que eso está probado en un ensayo clínico y regulatoriamente aprobado por la agencia regulatoria. Hay que buscar un laboratorio que sea capaz de producirlo a escala. Eso también requiere una serie de circuitos de regulación y de aprobación que tampoco son sencillos.
Si uno tiene esa tranquilidad de que no está violando ninguna patente, puede avanzar rápidamente y simultáneamente en todas estas cosas. En un año podemos tener desarrollos locales de vacuna.
Decías junto a Carla Vizzotti que cada vacuna no tiene una sola patente, sino que pueden tener decenas.
Exacto. El proceso de patentamiento es un proceso bien complejo. Uno puede patentar no solamente el producto final, que en este caso sería la vacuna. Se puede patentar productos intermedios, procesos y moléculas intermedias, un montón de cosas que son lo que hacen es dificultar a cualquier otro laboratorio que quiera avanzar en la copia de una de una vacuna. En este caso, que no lo puedan hacer aún cuando la vacuna sea distinta. Porque hay procesos intermedios que son comunes a muchas vacunas y que están patentados e impiden que otros lo puedan hacer.
La liberación de patentes permitiría no solamente copiar un producto final como una vacuna de las conocidas, sino permitir el desarrollo de otras vacunas a partir de esos otros componentes que pueden tener en el medio. Eso realmente es una ayuda muy grande, porque muchas veces los que inician desarrollos locales desconocen cuáles son todas esas patentes intermedias que podrían impedirles avanzar en desarrollo propio.
¿Ves ánimo de los laboratorios en liberar las patentes?
Los laboratorios nunca quieren liberar patentes porque son lo que les permite la explotación exclusiva de un desarrollo. Nunca lo van a apoyar. Lo que pasa es que estamos en una situación de crisis sanitaria mundial sin precedentes y la verdad es que nunca los intereses comerciales deben estar por encima de la salud pública. Es una decisión de los países. Va a ocurrir con el apoyo o no del país. De hecho, hay dos laboratorios que ya han liberado su patente, Moderna y AstraZeneca, que por eso no caen tan bien.
¿Hay antecedentes de medicamentos con patentes liberadas?
Ninguno, no hubo ningún antecedente desde la Organización Mundial del Comercio que haya apoyado o avalado la liberación de patentes. Lo que ha ocurrido es que algún laboratorio haya cedido los derechos de explotación a otros.
El impacto en Argentina
¿Más allá de abastecerse de vacunas, para la Argentina podría implicar la producción de vacunas para países menos favorecidos por la distribución, teniendo en cuenta que hay 130 países que todavía no recibieron ni una dosis?
Esto le permitiría a los países como la Argentina, que tenemos capacidad de producción no solamente abastecer las necesidades locales, también será un factor importante para la exportación hacia países que no tienen capacidad producción.
En toda Latinoamérica tenemos apenas unos cuatro o cinco países que podrían producir vacunas, México, Brasil, Colombia, Argentina y paremos de contar. Que un país latinoamericano o muchos países en el mundo puedan avanzar en la producción significaría que muchos otros que no tienen capacidad de producción puedan acceder rápidamente a las vacunas.
¿Pensás que la liberación de las patentes de las vacunas contra el coronavirus podría abrir el juego para que en un futuro se debata el rol de las patentes de otros medicamentos?
Nosotros lo venimos debatiendo desde hace muchísimos años. Argentina ha sostenido históricamente esta posición de que las patentes son beneficiosas para impulsar la innovación: no podemos oponernos a la existencia de patentes, lo que nosotros tenemos que encontrar es un equilibrio entre la protección de la innovación y el acceso a los medicamentos.
Tenemos que resolver de otra manera cómo se financia la innovación para que esa innovación no se traslade a los precios de los productos. Porque básicamente el problema es que todos los costos de investigación y desarrollo se la cargan al precio del producto y eso es lo que los hace inaccesibles. Si nosotros pudiéramos encontrar un mecanismo para financiar la innovación y que se pudieran sacar esos costos del precio, permitiría que los medicamentos bajen de precio para muchos países.