El Papa Francisco organizó la reunión más trascendente que tuvo el gobierno en su gira por Europa: el encuentro entre Alberto Fernández y Kristalina Georgieva.
Una parte de que la posibilidad de que este gobierno pueda hacer algo valioso por el país está en juego en este acuerdo que se tiene que lograr con el Fondo Monetario Internacional
Mientras tanto, los medios de comunicación, que siempre buscan lo negativo, especulaban con que el Papa solo habló media hora con Alberto Fernández. “El papa no quiere tanto a este gobierno”, decían cuando en realidad fue el papa quien organizó toda esta movida. Ya lo había hecho antes cuando reunió a Kristalina y Martín Guzmán.
El Papa le sirvió en bandeja el encuentro más importante que el presidente de la república podía tener en estas horas en la que busca lograr que Argentina recupere una cierta tranquilidad económica. Para poder hacer algo valioso por el país, este gobierno necesita de ese acuerdo.
Parece mentira que todo esto ocurra para hacerse cargo del desastre anterior comandado por Macri a nombre de las corporaciones.
Este gobierno será recordado por la lucha contra la pandemia y por el acuerdo con los acreedores del FMI, sin olvidar que ya consiguió un buen acuerdo con los bonistas privados, los espantosos buitres.
Es un asunto de gran perversidad que funcionarios del neoliberalismo o que los diarios que lo pusieron en el gobierno estén siempre petardeando al gobierno que se hace cargo de la deuda cuantiosa que dejaron la ineptitud y la inmoralidad de Macri, Caputo, Dujovne, Sturzenegger y Lacunza dejaron como deuda cuantiosa.
Argentina no pudo empezar normalmente su gobierno. Tuvo que arreglar con los bonistas privados y ahora con el FMI en medio de la pandemia. ¿Quién puede permitirse una crítica honesta con este gobierno que lleva poco más de un año?
¿Pueden imaginar por un momento si no estuviera esta deuda que clase de gobierno se podría llevar adelante?
La cuestión es que hoy se dio un paso trascendente. El contacto directo permiten pensar en algo bueno para ese futuro incierto que construyó la locura neoliberal que endeudó al país para perpetuarse en el poder político y extender los límites de su avaricia.