Pocos lugares en el mundo pueden exhibir semejante contraste entre su cultura tradicional, forjada a lo largo de siglos de vida en el desierto, y la imagen que proyectan como centro global del entretenimiento y las compras. En Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, ese contraste salta a la vista: ¿qué relación hay entre los resplandecientes mármoles blancos de la mezquita Sheikh Zayed y la pomposa exhibición de oropeles en el Emirates Palace, si no es el gigantismo de ambos? ¿Cuál es la conexión entre convertirse en una capital mundial de la diversión al más puro estilo occidental –con montañas rusas, carreras de autos y parques de agua- y mantener a rajatabla los principios de un mundo musulmán que hace circular a sus mujeres tapadas de pies a cabeza con una mínima ranura para los ojos, y a veces ni siquiera eso? Cada viajero formulará sus propias hipótesis apenas se vea confrontado a la experiencia de este emirato de doble vida, que despliega la alfombra roja para sus visitantes y al mismo tiempo conserva con firmeza su legado tradicional. En los últimos años, Abu Dhabi se consolidó como la escala ideal entre Oriente y Occidente, apostó al atractivo turístico de sus playas sobre el Golfo y los parques de diversión, y prometió un giro cultural con la apertura del Louvre. Mientras tanto, concentra en Yas Island el foco del entretenimiento, que lo convierte en un gran destino para grandes y chicos.
VÉRTIGO F1 El Louvre estará en Saadiyat Island, el futuro polo cultural abudabí, pero por ahora es solo una promesa con la firma de Jean Nouvel e incontables postergaciones que -según reiteradas promesas- terminarán este año con la esperada apertura del museo. Yas Island, entonces, no tiene rival: esta isla artificial de 2500 hectáreas –una de las 200 que conforman Abu Dhabi– se dedica de lleno a una vocación de entretenimiento que por el momento tiene eje en la velocidad pero en los próximos años se volcará a nuevos parques de diversiones con el público infantil en la mira.
El próximo Formula 1 Etihad Airways Abu Dhabi Grand Prix –el nombre de la carrera incluye a la aerolínea sponsor, otra de las apuestas del emirato para desarrollar el turismo conectándolo con los principales ciudades del mundo– será el 26 de noviembre: mientras tanto, el espectacular circuito Yas Marina Circuit, que recibe al gran circo de la principal categoría mundial del deporte motor, se puede recorrer paso a paso en visitas guiadas que permiten sentirse parte de la aventura. El Race Control, los Support Pit Garages, los Paddocks y la Shams Tower –punto de observación privilegiado de la familia real, rodeada de paneles solares– forman parte del paseo, con vista al ondulante Viceroy Hotel, cuyas formas sinuosas se inspiran en las dunas del cercano desierto. De noche, iluminado, es un espectáculo en sí mismo.
Con toda lógica, el circuito está pegado a Ferrari World, el primer parque de diversiones en el mundo dedicado al Cavallino Rampante. Ni en el circuito ni en Ferrari World hay que temerle al calor que, se sabe, aprieta fuerte varios meses al año: el paseo guiado es en buses con aire acondicionado, y el parque temático está totalmente cubierto –su techo de 200.000 cuadrados es un icono mundial– y climatizado. Así que solo cabe entregarse al vértigo en la montaña rusa más rápida del mundo, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de dos segundos, para rozar los 240 km/h. Y no es la única: Ferrari World, considerado entre las mejores atracciones turísticas de Medio Oriente, tiene otras dos montañas rusas –Flying Aces y Fiorano GT Challenge- que hacen sentir a las carreras auténticas como juegos de niños. Además, desde fines de marzo Turbo Track invita a experimentar las sensaciones de un piloto de pruebas, para finalmente volver a poner los pies en la tierra en el sector del parque que imita a la perfección el encanto de las callecitas italianas y tienta a los futuros fierreros con una escuela de pilotaje infantil.
Cuando se quiera dejar la atmósfera protectora del aire acondicionado, será la hora de visitar Yas Waterworld, el parque acuático de Yas Island que tiene todo lo que hay que tener para lanzarse de cabeza al agua (enfriada artificialmente los días en que la temperatura exterior alcanza los 50 grados): pileta con olas, juegos, toboganes y río lento, todo inspirado en la historia de los buscadores de perlas que hicieron la riqueza ancestral de Abu Dhabi. Es cierto que hay algunos visitantes locales en el parque, pero son pocos, especialmente las mujeres: la mayoría, además de usar rigurosamente la burkini que se impone en el mundo musulmán más conservador, asiste solo los días exclusivamente reservados para ellas, sin hombres mayores de ocho años a la vista. Otra vez, cuestión de contrastes.
EN EVOLUCIÓN En los próximos años, la compañía que promueve el desarrollo de Yas Island tiene pensado de todo menos quedarse quieta. Por ahora los petrodólares fluyen, pero hay que pensar en un futuro sin oro negro, y en ese horizonte el turismo tiene un papel clave. Entre los objetivos de Miral, la desarrolladora en cuestión, está destinar más de 500 millones de dólares a la construcción de un nuevo establecimiento cuatro estrellas –el Yas Mall Hotel, pegado al centro comercial Yas Mall– y un centro comercial exclusivamente dedicado a los autos junto al enorme Ikea. Según los planes, estarán listos entre 2019 y 2020. Y no será difícil moverse entre un lugar y otro, dentro de la isla, ya que existe un sistema de buses con paradas en los principales lugares y en el área de hoteles: es uno de los motivos por los que muchos viajeros eligen alojarse en Yas Island durante su estadía en Abu Dhabi, a un paso de los parques de diversiones y los centros comerciales. Para ir un poco más lejos, al núcleo histórico que proponen el Heritage Village, la Mezquita Sheikh Zayed o el Emirates Palace, bastará moverse en taxi.
En los próximos años habrá nuevos motivos para visitar Yas Island. A fines de 2016, Miral y SeaWorld anunciaron la creación de SeaWorld Abu Dhabi, que será el primer parque temático sobre la vida marina en el emirato (además de la primera extensión internacional de SeaWorld fuera de Estados Unidos) e incluirá un centro de investigación y rehabilitación de fauna. El cambio no es menor: SeaWorld Abu Dhabi será también el primero del grupo sin orcas y contará con un acuario dispuesto a competir con el que se encuentra dentro mismo de un centro comercial del vecino emirato de Dubai. La novedad se espera para 2022, con experiencias de encuentros cercanos con animales y un centro de colaboración con proyectos ambientales locales e internacionales.
Las novedades siguen, ya que para 2018 está prevista la apertura de Clymb, una nueva atracción que incluye la cámara de vuelo más amplia del mundo y la mayor pared de escalada indoor de la isla, de 43 metros de altura. Todo conectado con el cercano Yas Mall. Y no es todo: para el año próximo se espera en Yas Island la apertura del parque temático de Warner Bros, que incluirá áreas con rascacielos modernos para la Metropolis de Superman y callejones oscuros en la Gotham City de Batman. No serán los únicos superhéroes trasplantados de Nueva York al desierto: el nuevo parque de Warner Bros planea tener también su Cartoon Junction, para reunir a Bugs Bunny con Scooby-Doo, un miniparque prehistórico sobre los Picapiedras y el Warner Bros Plaza, con reminiscencias del antiguo Hollywood. Se dice –no sea cuestión de repetir la experiencia Louvre– que el 60 por ciento ya está terminado y se podrá respetar la fecha de apertura. Una forma más de llegar al objetivo declarado del emirato para 2022: duplicar su número de visitantes anuales a 48 millones. Nada mal para un país que supera por poco el millón de habitantes.