Desde este lunes, unos 8.000 migrantes, entre ellos al menos 1.500 niños y niñas, ingresaron a Ceuta, el enclave español de 85.000 habitantes en el norte de África que está separado de Marruecos por una valla.

Un joven se ahogó y decenas de personas fueron atendidas por hipotermia o pequeñas heridas, informó la Cruz Roja desde Ceuta, que estaba realizando pruebas de coronavirus a los recién llegados.

La imagen que recorrió el mundo y sirve como referencia de esta crisis migratoria es la de un buzo de la Guardia Civil rescatando a un bebé de morir ahogado en el mar.

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De acuerdo a un comunicado publicado este martes por el Ministerio del Interior español, la mitad de los migrantes fueron devueltos por el pacto firmado hace tres décadas para expulsar a todas las personas que crucen la frontera nadando.

Las ciudades de Ceuta y Melilla son dos enclaves españoles en África bañados por las aguas del mar Mediterráneo, los únicos territorios europeos en suelo africano y las únicas fronteras terrestres entre ambos continentes.

La afluencia de migrantes alimentó la disputa diplomática entre España y Marruecos en relación a la región del Sahara Occidental y generó una crisis humanitaria en Ceuta.