El personal de salud no da más. Es una cosa tremenda lo que está sucediendo. El coronavirus nos cantó a las 40. Ayer hubo cerca de 40 mil personas contagiadas y casi 500 muertes. Sin embargo, el gobierno de la Ciudad se aferra a las clases presenciales.
Son capaces de hacer política bastarda entronizando las muertes. Dar ese paso atrás, dejar ver que la muerte les torcía el brazo y terminar con las presenciales, les quitaba fuerza política en la interna sangrienta que están librando.
Anunciaron cambios, algunos de ellos buenos, inevitables, pero para defenderse políticamente, para defender a la Corte Suprema y para salvar las opiniones vergonzosas de Clarín y La Nación, las presenciales se mantienen a rajatabla. Parece el peor de los chistes. La historia los empeora cada día.
Además, aparecen los medios opositores y empiezan a decir que hay un hostigamiento contra Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, porque él hostigaba a los kirchneristas.
Y reaparece Elisa Carrió defendiendo "Pepín", diciendo que el gobierno está buscando un preso. Apareció también Mauricio Macri, afirmando que no comparte el pedido de asilo de "Pepín", pero que lo entiende porque a él también lo quieren meter preso. Mientras tanto, ayer la custodia del expresidente aporreó a Lautaro Maislin, periodista de C5N. Lo atacaron violentamente.
Decir que todo estos es un escándalo tan solo sirve para decir que el riquísimo idioma español a veces es insuficiente y no permite expresar con claridad ese rechazo visceral que provocan individuos como Pepín y quienes lo defienden.