Eso de lo personal es político quizás hoy para estos minutos de reflexión cobra un sentido particular para mí. Mientras pensaba en la editorial de hoy me preguntaba si me daría el aire para terminarla. Por suerte tengo a mi compañero aquí, para sostenerme en él. A grandes rasgos creo que de eso se trata. De sostenernos entre nosotros muchas veces, de cuidarnos entre nosotros.
Esta semana me confirmaron que tengo coronavirus. Muchos de ustedes ya lo saben y les agradezco el cariño que me llega desde las redes. La verdad es que no tendría sentido hoy simular que todo está bien, que nada está pasando y hablar de cualquier otra cosa. Creo que es necesario hoy más que nunca hablar de esto.
Porque estamos enfermando y muriendo, todos los días. Cientos de muertos todos los días, miles de contagiados. Porque no todos tienen la posibilidad de expresarse y contarlo.
Nadie tiene la salida comprada, nos dice el virus. Y la negativa a entenderlo nos está saliendo demasiado cara.
Voy a contarles dos o tres cuestiones sobre mi contagio, sólo por si puede servir mi experiencia para otros que estén en esa circunstancias. Ante nada decirles que no importa todo lo que te hayas cuidado, podés haberte contagiado igual. En mi caso me tranquilizó mucho empezar a utilizar barbijo en los estudios de radio o tv, donde estábamos realmente expuestos y expuestas, y la verdad que si me preguntan hoy dónde me contagié, no tengo idea.
El síntoma que me llevó a hisoparme no figura entre los síntomas habituales. Tuve un dolor de espalda, un dolor extraño, fuerte por momentos. Nunca tuve fiebre. Nunca me dolió la cabeza. Nunca tuve dolor muscular.
El virus va cambiando, es cada vez más contagioso y lamentablemente cada vez más letal. No lo subestimemos, no subestimemos ningún síntoma. No aflojemos a los protocolos. Más de uno dirá de qué te sirvió el protocolo si te contagiaste igual.
El protocolo sirve de mucho, porque cuando te dicen que estás contagiado lo primero que haces es revisar con quién estuviste, a quién pudiste haber contagiado, compañero, padres, abuelos. Cumplir los protocolos, cumplir las medidas de prevención salva vidas y minimiza contagios.
Soy afortunada de poder estar hoy haciendo el programa, de no necesitar un respirador, Se de gente que ahora mismo la está pasando muy mal, algunos con familiares internados, sin poder estar en contacto, hay situaciones muy angustiantes de verdad, y creo que es una enorme falta de respeto, ante tanto dolor, ante tanta tragedia, ver como hay quienes creen que se pueden desafiar las recomendaciones de los científicos o peor, como hay quienes creen que pueden servirse de este desastre para sacar rédito político. Lo vemos desde que comenzó el drama de la pandemia.
Hoy comienzan a regir las medidas anunciadas el jueves a la noche, de verdad esperemos que sirvan para bajar los casos. El oficialismo con muchos frentes abiertos se demoró mucho en tomar la medida. La presión que ejerce la oposición y cierto sector de poder es una trampa, si toman medidas se quejan por las consecuencias económicas y si no toman se quejan por las muertes. Hay que entender que siempre van a tener un discurso destructor e irracional, sólo quieren que todo salga mal, dejarse influenciar a la hora de tomar políticas de estado sería un error muy grave.
Larreta suspende las clases pero no suspende dice, reprograma, porque prefieren llamarlo de cualquier otra manera para no dar brazo a torcer, mientras lo único que queda en evidencia es que los chicos y chicas no son prioridad, sólo es prioridad su campaña, ni se gastan en clases virtuales, y limitan las entrega de alimentos. Nadie se hace cargo de las muertes y los contagios en el sistema educativo todo este tiempo, dónde está la corte suprema de justicia ahora? Están reconociendo finalmente que ir a la escuela aumenta el riesgo, quién se hace cargo de los costos de la alocada y peligrosa campaña de Larreta para ser candidato a presidente?
La naturaleza de Larreta y Macri, es exactamente la misma. Sólo que Larreta es más hábil.
Esta semana el ex presidente Mauricio Macri presentó su libro en córdoba, se paseó sin barbijo entregando libros a seguidores, vulnerando además las distancias recomendadas, riéndose de todo lo que hacemos millones de argentinos para preservar nuestra salud y la de nuestros seres queridos,
Ni siquiera es capaz de ponerse el barbijo para cuidar la salud de una posible votante porque básicamente nadie les importa, no les importa la vida, lo demostraron siendo gobierno, no les importa la salud y la vida.
Y encima, ahora parece que tendremos que agradecerle el acto casi heroico de liberar una vacuna por ir a vacunarse a Estados Unidos, es lo único que falta, que tengamos que decirles gracias.
Patricia Bullrich, tratando de romper todo. Vidal se suma, con un discurso que se cae a pedazos cuando vamos a la historia reciente y a cotejar sus dichos con lo que hizo siendo gobernadora.
Están jugando a todo o nada, y en este momento, hacen mucho daño.
Pero más allá de esa oposición irracional, que un par de repetidores mediáticos, en este momento es fundamental el rol de los gobernadores, intendentes, de la ciudadanía por supuesto, pero es probable que estemos en este lugar porque no se puso un freno antes.
Y yo escuché a varios gobernadores que demoraron mucho en tomar decisiones culpando a la ciudadanía por la cantidad de contagios, pero claro que la ciudadanía sola no va a frenar los contagios, estaríamos hablando de otra sociedad. Si los ciudadanos pudieran arreglarse solos no necesitariamos ni gobernadores ni autoridades, hay algo de cinismo en eso de que cuando la cosa va bien fue una buena política y si sale mal es culpa de la ciudadanía.
Todos tenemos responsabilidades, y el hecho de que este sea un año electoral no puede condicionar esas responsabilidades, lo dijo el presidente en su discurso, no todos aplicaron las restricciones e hicieron los controles.
No es posible seguir haciéndose los distraídos. El sistema de salud está colapsado en muchos lugares.
Cómo saldremos de esta pandemia, es una pregunta que vuelve a cobrar sentido. Si, claro, saldremos más pobres desde lo económico, golpeados por tantas muertes. Pero habremos aprendido algo? Atrás quedó el sueño de una sociedad más solidaria, pero al menos me gustaría esperanzarme con que desarrollemos un mínimo de anticuerpo ante tanto chanta dando vuelta, ante tanta especulación impune con aquello que no se puede especular. Me gustaría que tanta muerte diaria no nos haga indiferentes, que no nos de lo mismo mil, cien 5 argentinos menos. Porque eso hace la diferencia, esa es la verdadera grieta.
La Argentina en la que entramos todos y donde hay que remarla para que deje de morir gente, o la Argentina del que muera el que tenga que morir.
A juzgar por todo lo que estamos viendo, esa compulsa no viene nada fácil.