Trabajadores de la salud de distintos hospitales de agudos porteños denunciaron el colapso sanitario en la Ciudad de Buenos Aires. Aseguran ya no hay camas libres de terapia intensiva, revelaron que se trabaja "a cama caliente" y que ya se debe elegir a qué pacientes brindarle un respirador. Además, advirtieron que el personal de salud está agotado.
En diálogo con AM750, Héctor Ortiz, delegado gremial del Hospital Pedro de Elizalde, contó que 8 de los 10 camilleros dieron positivo de coronavirus dentro del centro de salud. "Estamos en una situación muy tensa. El temor que tienen los compañeros de no contagiar a las familias. Esperemos que no haya ninguna gravedad", expresó.
Dos semanas atrás el hospital tuvo un brote de contagios que afectó a varios profesionales, entre ellos el infectólogo Eduardo López, uno de los médicos que asesoran al presidente Alberto Fernández.
El colapso, en primera persona
Ever Alvarado, enfermero de guardia del hospital del Hospital Durand, relató a Página/12 que en ese centro de salud hay tres terapias con máxima ocupación: "Hay una con 10 camas, otra con 22 y las dos están llenas. Y hay una tercera terapia pediátrica adaptada para Covid, con 16 camas, de las cuales 12 están ocupadas".
"Que no digan que hay camas libres porque es mentira. Las camas se liberan porque la gente se va muriendo, pero atrás hay otro esperando", agregó Lidia Fernández, trabajadora administrativa del mismo hospital.
Por su parte, la médica de guardia del Ramos Mejía, Valeria Urueña, advirtió que en el hospital están sin camas desde el 2 de abril. "Como personal sanitario tuvimos un entrenamiento para aumentar la respuesta en situación de colapso, pero los recursos son finitos", señaló.
"Lo que pasa acá es lo que ocurre en todos los hospitales de agudos. En lo que va de la pandemia el Gobierno de la Ciudad sumó solo 50 camas", sumó Luis Ledesma, del Ramos Mejía.
Los trabajadores advirtieron además sobre el agotamiento del personal de salud. "No damos más. Estamos sin licencias, sin vacaciones, porque no hay recambio. Y eso también baja la calidad de la atención y sube la mortalidad", dijo Graciela terapista del Zubizarreta.