Este es el sexto día de las medidas que tomó el Gobierno para volver a generar espacios de cuidado y evitar mayores contagios de coronavirus.
Según datos del propio Gobierno, ha bajado la circulación casi en un 70 por ciento y se está contento con el cumplimiento de las medidas. Y la verdad es que sin duda que uno no tiene elementos para dudar de esta información.
En la mirada individual que uno puede hacer sobre los recorridos que hace habitualmente, al menos en la Ciudad de Buenos Aires, más las charlas con tantos otros, con aquellos que también viven en provincia de Buenos Aires, parece demostrar que estas medidas de cuidado no se han cumplido.
Y que el incumplimiento a la norma es evidente, al menos en la Ciudad de Buenos Aires, que está abierta de principio a fin.
Negar que la Ciudad de Buenos Aires tiene una actividad casi habitual se hace insostenible. Una vez más, Horacio Rodríguez Larreta mintió cuando aseguró que iba a haber control. No hay control de nada en la Ciudad de Buenos Aires.
Si hay un control sobre aquellos que vienen de provincia hacia la ciudad, pero no otro. Los comercios están todos abiertos. En las plazas hay decenas de personas. La gente ayer caminaba por la calle mirando vidrieras y pasando por los negocios.
No es cierto que los negocios atienden de puertas hacia afuera. Los autos transitan casi como un día normal sobre sobre todo las avenidas.
Ayer hubo récord de casos en la Ciudad de Buenos Aires. La irresponsabilidad y la desidia es la política del PRO en esta pandemia: los casos siguen creciendo y el lunes Larreta piensa abrir las escuelas otra vez. A decir verdad, hay que afirmar que tampoco el conurbano es Disneylandia.
Críticas por la Copa América
El Gobierno nacional que exige el cumplimiento de la norma, convoca a la sociedad a cuidarse, pero la Copa América no se toca.
¿Qué sentido tiene hacer esa copa y recibir a las representaciones de un continente en el peor momento de la pandemia? Show no necesitamos.
Si la derecha y la oposición son mentirosos y manipuladores, nosotros debemos ser coherentes de principio a fin. La sensación es que hay tantos relatos y mensajes que están en guerra unos con otros.
Todo se mezcla. Parte de las discusiones son falaces pero en medio de todo esto, los casos no se detienen. Nunca va a existir un solo mensaje, un solo discurso, esto está claro. Pero al menos debe haber discursos claros que en todo caso confronten pero no que se vayan entibiado, porque si no confunden uno con otro.
Aún no llegamos al peor momento de la pandemia. Y perdón la negatividad: queda aún todo el invierno. Es hora de exigirle a la oposición como nunca antes que cumpla con la defensa de la vida y con la ley.
Y es hora de autoexigirnos coherencia a cada instante, porque lo que está en juego es la vida y no sólo la del otro, la de cada uno. Digo para los individualistas también.