Un hombre, dos mujeres y una niña en un auto; un sueño nocturno y una jornada completa, desde la mañana hasta la noche. Acotada pero ambiciosa, la segunda novela de Enrique Bó, Ana cierra los ojos, se despliega en un retablo de las horas: doce capítulos que por su bella escritura modernista parecerían una versión aggiornada de los clásicos británicos del siglo XX del monólogo interior al estilo "corriente de conciencia", como Virginia Wolf y James Joyce. Una mirada microscópica sobre la vida cotidiana de la clase media local contemporánea se mezcla con amagues de una subtrama histórica que no es desarrollada, vinculada a un naufragio en la época colonial. El narrador, Alejandro, es un hombre casado que parece saber muy bien qué quiere de las mujeres, pero ellas terminan adueñándose de todos sus espacios: el auto, la casa y hasta una reputación de buen profesional que se ve en juego. Su pareja, la mujer del título, es una "Ana que todo lo sabe".
Nacido en Rosario en 1959, Enrique Bó presentará esta novela mañana a las 19.30 junto a su colega Ebel Barat, en el bar La Fávrika (Tucumán 1816). El nuevo libro fue publicado por Río Ancho ediciones, que otorgó a su novela anterior, Don Juan de las Colinas (2014), una mención en su primer concurso de narrativa.
En el prólogo, Ebel Barat habla de un "texto que fluye como fluye el pensamiento en la vigilia". Pero la representación del flujo de la mente es lograda mediante una orfebrería literaria. Las frases repetidas o inconclusas producen una música que se aproxima a lo que suele entenderse por "escritura femenina". En un alarde bilingüe de virtuosismo, Bó intercala la letra de una canción de Led Zeppelin entre la prosa de uno de los capítulos, "La entrevista". Un placer de la palabra se transmite al lector junto con un sentido del verosímil realista muy bien ajustado a esta época y a este lugar. En suma, Ana cierra los ojos es una novela rosarina del siglo veintiuno.