La primera pregunta abrió el debate: “¿Está bien endeudarse?”, consultó Francisco, guía del Museo Nacional de Deuda Externa Argentina a los alumnos de los colegios ORT y Bartolomé Mitre que llegaron hasta la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires para el estreno del nuevo documental del museo. Este film traza una línea histórica desde el primer préstamo solicitado a la banca inglesa, en 1824, hasta el arreglo del gobierno nacional con los fondos buitre. Los chicos analizaron, polemizaron y se animaron a plantear nuevos interrogantes. “¿Qué pasará con nuestro país con la nueva deuda que se firmó a cien años?”, preguntó un estudiante.
Gonzalo no reconoce al ex presidente Martín Rodríguez, aunque le advierte a su compañero de butaca que “acá empieza el quilombo”, tal como si tratase de una película de acción. El pronóstico coincide con el punto de partida del documental. En la primera escena se recapitula el primer préstamo nacional, solicitado por Martínez y su ministro de Gobierno, Bernardino Rivadavia, al banco inglés Baring Brothers, en 1824, por un monto total de un millón de libras esterlinas. Pero además del recorrido histórico, el documental muestra la otra cara del endeudamiento argentino: a dónde se destina el crédito. En ese caso, la deuda fue tomada para profundizar obras de infraestructura pero el dinero que llegó al país (la mitad de lo solicitado, es decir, 500.000 libras) se utilizó para financiar la guerra contra Brasil. Ochenta años después, el gobierno de Manuel Quintana canceló el pago, al abonar ocho veces más que el dinero recibido. “Viste, te dije. Ahí arrancó la debacle”, le recordó Gonzalo a su amigo.
La idea de crear un museo sobre la deuda externa argentina surgió en plena crisis del 2001, cuando el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá declaraba el cese de pago en el Congreso de la Nación, aunque el deseo de alumnos y graduados de la Facultad de Económicas de la UBA debió aguardar cuatro años más. El principal público del Museo son los colegios secundarios (el año pasado recibieron a más de 4200 estudiantes). “El objetivo central es generar interés a los pibes”, explica a este diario Mateo Cadano, coordinador de la exposición, mientras observaba cómo los casi 120 alumnos, del colegio privado Ort y la escuela pública Bartolomé Mitre respondían a la primera proyección del nuevo documental. La mayoría de los estudiantes miraba detenidamente la cancelación de parte de la deuda en el gobierno de Yrigoyen. Unos pocos, en cambio, se entretenían entre celulares y spinners. Sólo uno dormía plácidamente en el hombro de una compañera. No es un mal porcentaje, después de todo.
“Hay que dejar de tratar a los chicos como ignorantes. Ellos reconocen los problemas económicos, sobre todo, los que afecta al bolsillo de su familia, ya sea el aumento de las tarifas, la inflación o los ajustes. Si bien en este grado (tercer año) vemos temáticas que se aplican más a la microeconomía, con este recorrido histórico tienen más herramientas para comprender cuestiones estructurales de la economía”, explicó Claudia Baradaco, profesora de Economía en la secundaria Bartolomé Mitre, situada en Valentín Gómez y Jean Jaures, pleno corazón de Almagro.
La pregunta de una alumna de quinto año acerca de si alguna vez la Argentina “no debió plata”, es decir, si llegó al punto de deuda cero, el documental la respondió a la mitad del film. En 1949, época marcada por la posguerra mundial y la modificación del modelo de acumulación nacional, Juan Domingo Perón anunció el pago de la deuda externa acumulada. Solo seis años duró “la independencia económica” –según el documental– ya que derrocado Perón, la Revolución Libertadora, con Aramburu a la cabeza, volvió a solicitar crédito internacional, esta vez, por casi mil millones de dólares.
Algunos silbidos de los alumnos se escucharon cuando apareció en pantalla el presidente de facto Jorge Videla y a continuación, un breve repaso del plan económico de José Alfredo Martínez de Hoz. Francisco, guía del museo, también considera que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa, y por ende se detiene específicamente en la bicicleta financiera, operación habitual en esa dictadura como en 2017. “Imaginen que todos ustedes son un banco del exterior y en el mundo, el crédito tiene una tasa de interés relativamente baja. En cambio, acá, la tasa asciende a un porcentaje mayor. La cifra que recibirían por prestar plata en Argentina sería sumamente mayor que la que deben por solicitar un préstamo afuera. Lindo negocio se puede hacer, ¿no?”, sintetizó.
El 2001 pasó en el documental y sólo los profesores recordaron esa época con angustia. “¿Te acordás de ese momento? No se puede creer lo que vivimos...”, comentó la profesora de matemática del Mitre cuando Cavallo anunció el límite de 250 pesos al retiro de dinero en efectivo. La espera por un milagroso salvataje económico del FMI, el helicóptero de De la Rúa, la cesación de pagos declarado por Rodríguez Saá y la pesificación de los depósitos anunciada por Duhalde, todo eso formaba parte de un videoclip de antesala para el período de mayor interés de parte de los alumnos: la coyuntura actual. “¿El gobierno de Macri ayudó o perjudicó a dejar de tener deuda?”, preguntó Juan, del Bartolomé Mitre. “Yo no sé la respuesta, pero si nos endeudamos y crecemos, ¿no sería una buena salida?”, respondió otro alumno, en esta ocasión, del colegio privado.
Gadano, que buscaba –casi sin éxito– escapar de los nombres propios, explicó a los alumnos que “lo importante es fortalecer el crecimiento. En los últimos dos años, de acuerdo al observatorio de deuda de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), el Estado nacional emitió bonos por 60 millones de dólares. Casi el 40 por ciento fue destinado a financiar la fuga de capitales”, comentó.
El debate siguió con miras al futuro cercano y no tanto. “¿No podemos ser autosuficientes? Pagamos la deuda como podamos y no pedimos nada a nadie. El país está lleno de recursos”, indicó una alumna. Los maestros respondieron que hay productos, tales como medicamentos, maquinarias y tecnologías, que no se fabrican en Argentina y que son necesarios obtenerlos. El pesimismo creció cuando Gadano mencionó la deuda exacta hasta diciembre de 2016: 168.000 millones de dólares debe el Estado, a acreedores nacionales y a la banca internacional. Pero, como si fuera poco, agregó un detalle más: “Esta semana, el Gobierno emitió un bono a pagar a cien años”. En un lapso menos de cinco minutos, dos alumnos consultaron lo mismo: “¿Cómo vamos hacer para pagar todo eso?”. Qué buena pregunta.
Informe: Jeremías Batagelj.