El rock ha sido siempre una gran antena de lo que pasa en el país, en Fue el Mayordomo, Diego Marinelli repasó discos icónicos que están cumpliendo 25 años.
Las efemérides son una motivación muy legítima para volver sobre cosas que marcaron historias, en este caso culturales. 1996 fue un año icónico de muchísimos discos del rock nacional argentino.
El 1996, año bisagra para el curso del rock nacional, fue en muchos sentidos el cierre del rock de los 80 y el ingreso definitivo de las bandas que iban a marcar los años 90 y los primeros años del nuevo siglo. "Para el rock argentino los noventa empiezan en este año", explicó Marinelli.
"Por un lado estaba el rock de los 80 empezando a despedirse, Los Redondos dejaban la sensación de que estaban buscando otra cosa o un lenguaje que los expandiera de su identidad de los años 80", indicó el periodista.
Despedezado por mil partes, el tercer disco de La Renga; Tercer Arco también tercer disco de Los Piojos; Luzbelito de Los redondos; Comfort y música para volar, el unplugged de Soda Stéreo que fue uno de sus últimos discos, después vendrían vivos.
También Say No more, de Charly García, que fue el comienzo de su etapa más conceptual y caótica, el anterior fue La hija de la lagrima, de 1994, su último disco de canciones; Dopádromo, el tercer disco de Babasónicos; Maderita de Los Visitantes; Planeta Paranoico de Los Ratones Paranoicos, fueron algunos de los discos publicados ese año.
En 1996 fue el año del tercer disco de tres bandas fundamentales de los 90 y los albores del siglo XXI: La Renga, Los Piojos y Babasonicos. Son los discos en los cuales estas bandas comienzan a crear "centralidad". El lenguaje clave que comenzaría a manejarse en el rock argentino a partir de ahí.
El rock barrial venía asomándose de comienzos de los 90 pero es en 1996, cuando empieza a ocupar la centralidad del rock argentino. Se institucionaliza, por decirlo de alguna manera. Aparecen bandas como Caballeros, Viejas Locas, Gardelitos, más tarde Callejeros y tantos más.