En su columna de La Mañana, Fernando Borroni destacó las palabras del Papa Francisco sobre la propiedad privada y repasó las críticas que recibió a partir de esa frase. Además, se preguntó por el "tener" y el éxito que proponen el neoliberalismo.

La columna de Fernando Borroni

El Papa reclamó una reforma de la economía mundial y en medio de ese pedido aseguró que la propiedad privada es un derecho secundario, que depende de un derecho primario, entendido como el destino universal de los bienes.

Estos dichos datan de cinco días más o menos, sin embargo, al día de hoy los críticos de la derecha del mundo periodístico -sobre todo aquí en la Argentina- y algunos políticos no paran de llevar críticas sobre Francisco.

El Papa populista, lo llaman. Es oportuno entonces detener la mirada y reflexionar acerca de lo propuesto por el Papa por encima de las malas intenciones de aquellos que pretenden que nunca discutamos nada.

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Hemos sido educados en el derecho de propiedad por encima del derecho a la vida, hemos sido educados por un modelo que nos dice que el tener está por encima del ser, tanto tienes tanto vales.

Depende de tu patrimonio material e individual para que seas evaluado con una mayor calificación como hombre o como mujer y calificarte de exitoso. Intenta el modelo educarnos en una lógica del éxito donde el éxito es la meta aunque se pierda en el asfalto la belleza, cantaría Luis Eduardo Aute.

La idea del éxito vinculado al tener éxito es tener y el tener siempre acostado sobre una batalla desigual en donde pocos tiene mucho y muchos no tienen nada.

Esa es la lógica del modelo en el que vivimos instala la idea del éxito, que no es otra cosa que un espejismo, que no es otra cosa que un producto más del mercado.

El éxito no es otra cosa que una baldosa chiquita, pequeña donde poco pueden pararse. Siempre nos hace sentir que estamos en deuda, que siempre nos hace creer que hay que correr detrás de una zanahoria a la que nunca podemos llegar tan sólo porque no está pensada para que seamos muchos la que las devoremos.

Vivimos en un modelo que para tener claramente hay que consumir. Es un modelo pensado para el consumo y al mismo tiempo pensado para que nadie pueda hacerlo o que las mayorías no puedan hacerlo o para que dada la posibilidad de que poco consuman otros no lo hagan nunca.

Vivimos en una sociedad donde la regla es la frustración, más frustrados en torno al no poder tener así se ha constituido esta sociedad. Es el neoliberalismo, no está pensado en pos de la posibilidad y la felicidad del hombre y la mujer, todo lo contrario: millones de derrotados, de frustrados para que unos pocos "exitosos" puedan recostarse sobre ellos.

Esta es la ecuación, una falsa idea del éxito, una falsa lógica de la frustración siempre vinculada al tener, corremos tras la propiedad, ser propietarios de algo es haber progresado.