La decisión del Gobierno Nacional de restringir los vuelos, las salidas y las entradas al país es una medida que no necesita mucha más argumentación que lo que significa para el mundo la llegada de la cepa Delta.
Esta nueva variante hizo que Gran Bretaña, que tenía todo preparado para que el 21 de junio se conmemora el Día de la Libertad del coronavirus, hoy tenga 25000 casos por día.
Mientras el mundo se cierra, aquí en la Argentina parece que hay que dar explicaciones. Aquí en la Argentina la oposición y los medios se rasgan las vestiduras por aquellos que quedaron varados en el exterior luego de que el gobierno recomendara una y otra vez, que se evite viajar, que no es momento de hacerlo en plena pandemia.
Hay que recordar que aquellos que se fueron firmaron una declaración jurada haciéndose responsables de las consecuencias.
Ahora, habiendo firmado esta declaración jurada, no habiendo acatado las medidas de cuidado y las recomendaciones del Gobierno, pretenden que un país se detenga porque 45.000 personas que tomaron una decisión adulta ahora están como niños quejándose porque no pueden volver.
¿De verdad que la Argentina, con todos los problemas que tiene que tenemos, debe discutir la realidad vacacional de 45000 personas? Habrá excepciones, claro está, pero por fuera de esas excepciones quiero decir algo con todas las letras: jódanse.
Si cuando la sociedad toda necesitaba que se piense en el bien común, que se piense en lo colectivo, algunos priorizaron su deseo y su interés individual. Ahora hay que hacerse cargo de eso.
El Estado procura el Estado procura el bien común. Y este Estado lo hizo antes, cuando advirtió que no se debía viajar y ahora, cuando toma decisiones para el cuidado colectivo. Entonces aquellos que buscaron la satisfacción personal ahora piden el rescate colectivo. ¿Increíble, no?
Cuando lo colectivo le pedía pensar en el otro, programaron lo individual. Entonces volvamos al barrio. Si te gusta el durazno, bancate la pelusa.
¿Saben por qué lo manifiesto en estos términos? Porque la verdad es que indigna que entre tantas familias quebradas por el dolor de la pérdida de un familiar, entre tantas familias quebradas por la desocupación que generó esta pandemia, por el hambre que generó también esta pandemia entre tantos argentinos y argentinas que tuvieron que cerrar sus negocios, entre tantos docentes, maestros y maestras que perdieron sus vidas porque los obligaron a ir al aula la tapa de los diarios hoy quiere que nos movamos por 45.000 personas que no pueden dejar de mirar su propio ombligo.
La verdad y perdonen, déjense de joder. Estos diarios que no ponen en tapa a los enfermeros y a las enfermeras que con salarios de hambre en la ciudad de Buenos Aires van a trabajar todos los días y que este jefe de Gobierno no lo quiera reconocer como personal de la salud.
Estos diarios, a los que no les importa nada y jamás pondrán en tapa a los varados en la marginalidad construida y consolidada por el gobierno de Macri y del cual fueron parte, ahora quieren que todos nos angustiamos, nos enojemos y nos indignamos por los varados en el mundo.
Perdón, pido disculpas, señores, les tocó joderse ahora. A buena hora. Cuando tuvieron que pensar en todos, pensaron en ustedes y ahora pretenden que ese todos aparezca para rescatarlos.
