Ocurren cosas muy dolorosas en estos años. Los años de la infamia periodística, en los cuales los medios de comunicación entraron a jugar en la política con la decisión de voltear a los gobiernos inclusivos.
Esto ocurrió no solamente en la Argentina, sino en toda América Latina. Nos hacen cualquier cosa, nos caminan por arriba. ¿Cómo fue que pudo tolerarse lo que pasó en Bolivia? La mentira que costó cientos de vidas con esa asesina Yañez apoyada por todos los presidentes neoliberales de América Latina.
Son los mismos que apoyaron a Álvaro Uribe en Colombia y que no dijeron una sola palabra. Los mismos que quieren que a Pedro Castillo no lo designen presidente del Perú. ¿Por qué nos hacen todo esto? ¿Por qué les resulta tan pero tan fácil?
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¿Por qué la noticia del sobreseimiento a todos los acusados por la falsa denuncia contra Plan Qunita ni siquiera aparece en los medios de ellos? Es una medida judicial muy importante, pero no pasa nada.
La denunciadora serial de Graciela Ocaña se sigue riendo de las cosas que se puedan decir de ella. Después de todo el daño que hizo aprovechado políticamente para sacar un gobierno, poner otro y con ese otro gobierno robarse todo.
¿Por qué los políticos y el resto del periodismo dice amén a esto que está sucediendo? ¿Es cobardía, es complicidad, es ignorancia? No: ignorancia no puede ser, porque las cosas nos golpean en la cara permanentemente.
¿Ustedes recuerdan lo que hicieron con el plan Qunita? No se puede creer tanta crueldad y tanto dolor que son dispuestos a ocasionar. Daniel Gollan contó el dolor que sufrió su madre cuando fue imputado.
Algunos diarios quisieron pasar por robo algo que era una maravilla. El plan Qunita era para los más vulnerables, para los que menos tienen. Era una manera de atender a los chicos, evitar que se mueran algunos de ellos. Era sencillamente fantástico. Sin embargo, la oposición convirtió algo que era tan valioso en una inutilidad.
Las que querían quemar y quemaron algunas por orden del juez Claudio Bonadio. Tuvo que salir la Asociación de Pediatras de la Provincia de Buenos Aires para evitarlo. Miren el daño que esto significa. Privaron a los chicos de la Qunita. Privaron a las madres vulnerables, las que no tienen nada. Las que justamente más necesitan de la ayuda de la cobija del Estado, que es lo único que se puede ocupar de ella. Jamás lo va a hacer lo privado.
Duele mucho la mentira. En este caso era una mentira con daño incluido porque venía adosado el daño que esta mujer Ocaña provocaba. Todo esto lo estamos diciendo porque ahora se termina prácticamente la causa. La fiscal Gabriela Baigún ha dicho que toda la denuncia fue una vergüenza y que nada se hizo como correspondía.
La mujer esta, Ocaña, lo que hizo fue presentar una Qunita y decir miren cuánto cuesta la mía y cuánto cuesta la de ellos, están robando. Y con eso le bastó, sin pericia. Cuando hicieron las pericias descubrieron que la Qunita presentada por Ocaña no servía para nada y no tenía nada que ver con la Qunita que se había hecho.
A la fiscal no le quedó otra alternativa que dictar el sobreseimiento. Pero el efecto que consiguieron no termina. No termina todo lo que robaron a la República Argentina opacando la democracia de la manera que lo hicieron, acusando de ladrones, de corruptos a quienes no tenían absolutamente nada que ver con esos términos.
Es una derecha atroz la que está asolando el mundo. Hay una continuidad en el accionar que se parecen todos lados. Solo sirven para sus élites, a las que acompañan permanentemente por su lugar de pertenencia.