Este miércoles el mundo amaneció con la noticia del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, mientras se encontraba descansando en su domicilio por la madrugada. Su esposa resultó herida y permanece internada.
Según la información oficial, el grupo comando que ingresó a su casa habría argumentado que eran agentes de la DEA (La Administración de Control de Drogas estadounidense) que hablaban inglés y español, cuando en Haití las lenguas más habladas son el francés y el creole local.
Por su parte, el primer ministro interino, Claude Joseph, declaró el Estado de sitio en todo el territorio y anunció que el Ejecutivo estará en los próximos 15 días en sus manos y en las del Consejo de Ministros hasta que se elija a un nuevo presidente a través de elecciones.
Haití en contexto
El sociólogo, periodista y ex brigadista internacional en Haití, Lautaro Rivara, conversó en Las últimas noticias e historizó el contexto sociopolítico que atraviesa actualmente el país caribeño.
Según relató Rivara, Jovenel Moïse llegó a la presidencia en el año 2016 a partir de elecciones “escandalosas” y definidas como “fraudulentas” por varios veedores internacionales. Desde allí, la ilegitimidad de origen de su gobierno fue escalando hasta, según consignó el sociólogo, el momento en que Moïse decidió permanecer en su cargo más allá del 7 de febrero de este año, fecha en la cual debía abandonarlo, y denunció un intento de Golpe de Estado.
“Hablamos de un gobierno de facto porque Moïse había decidido cerrar el parlamento del país, el Poder Judicial fue fuertemente intervenido por el Ejecutivo llegando al punto del desplazamiento y el nombramiento de nuevos jueces de forma absolutamente anticonstitucional. Entonces, este magnicidio lamentable y repudiable no es el que inicia la crisis política, sino que, de alguna forma hace que de un salto”, explicó Rivara.
Además, el sociólogo detalló que Haití atraviesa, también, una “profunda crisis de inseguridad” a partir de la proliferación de diferentes sectores armados que abarcan desde fracciones disidentes de la Policía Nacional hasta “grupos delincuenciales” que han ido ganando capacidad operativa y que están presentes en prácticamente todo el territorio del país. “Son más de 77 grupos armados”, añadió.
Por otro lado, Rivara apuntó que el punto de inflexión en el país sucedió durante la década de los 80's con la llegada del neoliberalismo, que provocó una “completa ruina” de la economía agrícola y campesina del país, su base de sustento.
Sin embargo, señaló que las turbulencias actuales también son parte de las múltiples intromisiones que Haití sufrió por parte de otros países y organismos internacionales.
“Los últimos años Haití sufrió tres golpes de Estado y estuvo 15 años ocupado por una misión internacional. Es muy difícil analizar la realidad haitiana abstrayendo este factor de injerencia. Los mismos constructores del orden son los que ahora aparecen como presuntos garantes de la paz y la tranquilidad democrática”, sostuvo el sociólogo.
Haití por los haitianos
En ese marco, Rivara explicó que la salida a la situación actual sólo podrá estar en manos de los propios haitianos y haitianas y no de nuevas intervenciones, en vistas de lo que las mismas han provocado en el país a lo largo de los años.
“No deberíamos convalidar las declaraciones injerencistas o pseudosalavacionistas que ya empiezan a mencionar la posibilidad de una nueva misión de ocupación en el país”, insistió.
En esa línea, el sociólogo explicó que la concepción colonialista y racista sostiene y apuntala la mirada estereotipada de Haití como un pueblo imposibilitado de dar solución autónoma a sus propios problemas y encontrar una salida democrática.
Según contó Rivara, el país cuenta con movimientos políticos y organizaciones sociales y de mujeres de peso -que son opacados e intencionalmente silenciados- y que tienen propuestas superadoras para sus vicisitudes actuales.
“Cuando pasa algo en Haití, solamente vamos a ver imágenes de caos, de fuego, de violencia, de destrucción. Hace pocos años un amplísimo arco de movimientos sociales, sindicatos, movimientos de mujeres, campesinos, rurales, conformaron un enorme frente político y social que ya venía diagnosticando el origen y las posibilidades de resolución de esta crisis donde se plantea con toda claridad un programa político. Hay sectores que tienen muy claro para dónde hay que llevar la cosa”, destacó.
“Muchas veces, incluso las miradas bien intencionadas, tienden a ocultar todo lo que Haití tiene de positivo, de vital. Es en ese tipo de cuestiones que se ponen las esperanzas a la hora de pensar cómo se soluciona esto”, subrayó Rivara.