El cierre de listas de precandidatos a diputados nacionales en Santa Fe dejó unas pocas sorpresas, algunos enconos y varios mapas políticos que marcan claramente el estado de los partidos y las alianzas en la provincia. Lo primero que hay que decir es que las disputas internas en los principales frentes políticos se redujeron a dos internas radicales: Luis Contigiani versus María Eugenia Schmuck, y Albor Cantard versus Jorge Boasso. Claro que con excepción de Schmuck y Boasso, los otros dos radicales fueron designados por las fuerzas que conducen esos frentes: El socialismo y el PRO, respectivamente. Lo cual también es un fuerte indicador de la carencia de figuras de peso en estos partidos que ganaron elecciones y gobiernan. En el socialismo, claramente era Antonio Bonfatti el candidato indiscutido, pero algo pasó y no es tan intrincado entenderlo. Más allá de las aspiraciones del ex gobernador de volver a dar la pelea en 2019, más allá de la decisión de no dejar todos los asuntos provinciales en manos del gobernador Miguel Lifschitz; a Bonfatti los números le daban mal y por eso se bajó de la postulación. No es un tema personal sino una crisis del socialismo en general. Por eso también en Rosario el que encabeza la lista de candidatos a concejales es Pablo Javkin. El socialismo está virando hacia candidaturas de otros partidos, pero carentes de estructura política, porque precisamente será el partido fundado por Guillermo Estévez Boero el encargado de rodear a esas figuras de un sólido armado y control.
En Cambiemos finalmente se desistió de presentar una tercera lista en discordia. Esta iba a estar encabezada por el concejal rosarino Gabriel Chumpitaz, pero el lugar que se abrió para Gisella Scaglia ‑que busca renovar mandato‑ en el puesto cuatro de la lista oficial disipó esa posibilidad. La candidatura de Chumpitaz iba destinada también a esmerilar un poco en Rosario el caudal de votos a Boasso y se proyectó en el marco del razonamiento del principio de esta nota: ¿Cómo es posible que todo haya quedado reducido a una interna entre radicales?
En el caso de Schmuck, el acuerdo se derrumbó desde abajo. La decisión personal de Lifschitz de ubicar en tercer lugar a Lisandro Zeno en lista de concejales desplazó al radical Sebastián Chale. Fue demasiado para el sector de Schmuck, que entiende que junto con Javkin posibilitaron que haya un mandato más para Mónica Fein después de las elecciones de 2015. La concejala también debió soportar quedar relegada ‑por desconfianza de Fein‑ en la carrera por la presidencia del Palacio Vasallo, un sillón que quedó en manos de Daniela León, otra desplazada que tuvo que buscar espacio en una alianza con el Frente Renovador. Pero a León la intendenta le había ofrecido un espacio en el Ejecutivo para retenerla dentro del acuerdo. No aceptó, prefirió explicar hacia afuera su viraje político pero seguir gravitando dentro del Concejo, donde se siente a gusto y con chances de crecer.
El peronismo encara su primera elección en Santa Fe desde la recuperación de la democracia sin controlar ningún nivel del estado. Nunca había pasado desde 1983 que el PJ no gobernara ni la Nación, ni la provincia. No es un dato menor, estamos hablando de recursos y de infinitas posibilidades para financiar una campaña política. Estamos hablando del aparato del Estado que en esta coyuntura controlan el PRO y el socialismo en Santa Fe, y eso a la hora en que cobran intensidad los mensajes publicitarios, puede marcar una enorme diferencia en los resultados finales.
Con todo, el peronismo provincial logró algún parámetro de orden. Hizo un congreso partidario que definió anular toda posibilidad de presentaciones por fuera de la estructura y limitó los márgenes de alianzas extendidas con otras fuerzas. El kirchnerismo en Santa Fe no tiene la gravitación ni la posibilidad de polarizar arriba como sucede con Cristina Fernández de Kirchner en provincia de Buenos Aires. Pero sí tiene una fuerte injerencia en la interna partidaria, y el sector que lidera la ex jueza Alejandra Rodenas tendrá que aprovechar todos los respaldos cosechados si quiere imponerse en las PASO al sector de Agustín Rossi, ahora con otros aires tras la presentación de la ex presidenta en el principal distrito del país. Cristina en cancha, renueva las expectativas del ex ministro de Defensa en Santa Fe.
El armado de senadores, intendentes, jefes comunales y sindicatos parece el más sólido y puede ser un buen indicio hacia el futuro. Pero hay algunos inconvenientes por detrás de la postulación de Rodenas. El segundo candidato es Juan José Saleme, hombre de Upcn que jugó con Miguel Del Sel y el PRO en la última elección. La designación de este candidato fue lo que dinamitó los acuerdos con el Movimiento Evita, que ahora dice que Güendy Pallazini (es candidata en esta lista en el séptimo lugar) no es miembro del Movimiento aunque es la secretaria de la Mujer en la departamental Rosario del PJ que conduce Eduardo Toniolli. En la provincia, también el Evita quedó un poco en orsai, lo mismo que a nivel nacional tras el acuerdo de Jorge Taiana con Cristina Fernández de Kirchner, y después de las fuertes críticas a la ex presidenta de Emilio Pérsico y Juan Manuel Abal Medina.
Está claro que Rodenas piensa basar parte de su campaña en su rol como jueza que combatió a una de las bandas criminales más poderosas de Rosario y su lucha contra el narcotráfico. Pegó fuerte en el acto de Sportivo América donde dijo que Ezequiel "Monchi" Machuca no pudo ser detenido en Santa Fe porque era "un protegido", en un tiro por elevación al socialismo. El problema es que lo dijo al lado de un dirigente gremial que en su momento alojó en su casa de Buenos Aires al ex jefe de la barra de Newell`s Pimpi Camino cuando era intensamente buscado por la policía de Santa Fe. Pero son detalles.
La aparición fugaz del jefe cegetista Juan Carlos Schmid le puso un poco de emoción al cierre peronista, pero nada más que eso. Pasadas las 9 de la noche el sindicalista anunciaba que abortaba su postulación por "la poca predisposición al diálogo y a sumar de parte de muchos dirigentes". Una tercera lista del PJ, absolutamente testimonial, finalmente se presentó y es la que encabeza el ex diputado provincial Pablo Dibert.
Lo cierto es que ningún sector con el apoyo directo de Omar Perotti, el hombre de los votos peronistas en Santa Fe al que todos le pedían que conduzca el espacio de los senadores e intendentes. "Querían que Omar conduzca pero cada uno quería que conduzca para su lado", confió un hombre de confianza del senador nacional. El primer intento era que Perotti abandone todo y sea nuevamente candidato. Una locura que jamás iba a aceptar el hombre de Rafaela. Después querían que haga él el gasto de campaña aunque no fuera candidato. Cuando Perotti dijo no y habilitó que otros se hagan cargo del armado, armaron en su contra. Por eso Perotti se fue lo más lejos posible de la escena y se preserva para 2019, aunque la decisión le genere fuertes críticas a su estilo político. No le ha ido mal hasta ahora con su estrategia.
El que anduvo a los tumbos también en este cierre fue el diputado nacional Alejandro Grandinetti. Creyó que podía sellar un acuerdo con Rodenas en un frente por afuera del PJ y terminó aceptando la postulación de Diego Giuliano ‑al que nunca le había atendido el teléfono desde enero‑, para evitar volver a ser candidato él mismo como le pedía el propio Sergio Massa. Si Giuliano hace una muy buena elección a Grandinetti no le conviene, y si hace una muy mala tampoco. Es una encerrona para el ex periodista que tiene sus fichas puestas en el 2019. Sí le salió bien el acuerdo con Daniela León para un frente de candidatos a concejales en Rosario junto al GEN.
Ciudad Futura decidió patear el tablero con una lista de candidatos a diputados conformada enteramente por mujeres, con la concejala Caren Tepp a la cabeza. Aquí el tema era no dejar sola a la lista de candidatos a concejales del sector y además no regalarle toda la cancha al Frente de izquierda que lleva a Carlos Del Frade para una banca en el Congreso nacional.
Como en todos los armados políticos y cierres de listas de candidatos, los heridos y las astillas se cuentan por doquier. Siempre es así, los espacios son reducidos y las aspiraciones son muchas.