Un joven estudiante de Derecho denunció que fue víctima de una brutal golpiza de parte de un grupo de patovicas el domingo a la madrugada en el boliche Zeta, que funciona en La Fluvial. La víctima señaló ante la fiscalía que al menos cuatro guardias lo agredieron, sin motivo aparente. Ayer por la tarde el dueño de la disco, Carlos D'Amico le pidió disculpas y reconoció que solían tener problemas con el personal de seguridad.
Isidro tiene 23 años y está a punto de recibirse de abogado. Tras la aprobación de una materia, decidió festejar en un boliche de La Fluvial. Pero todo termino mal: poco antes de las cinco de la mañana un patovica lo tomo del cuelo sin motivos, lo arrastró afuera del local y lo molió a patadas junto a varios de sus compañeros de tareas.
"Todo comenzó alrededor de las cuatro y media, mientras tomaba un trago apoyado sobre la baranda que separa el "vip" ‑una parte reservada del boliche a clientes exclusivos‑ del resto de la disco, y uno de los patovicas se me acercó y me advirtió que 'no me hiciera el vivo' y que ni se me ocurriera pasar del otro lado", relató Llonch.
"Yo le digo `mirá maestro, no tengo ganas de colarme a ningún lado", continuó Isidro; pero la cosa no quedó ahí. Según el muchacho, el patovica le retrucó: "Bueno, bueno que la próxima te sacamos por las malas".
Sorprendido por la amenaza, el joven reaccionó: "¿Vos me estás cargando?". Y fue entonces cuando se produjo la agresión. "El patovica me tomó por el cuello y me va sacando para afuera. Mientras me saca me va pegando piñas. Y veo que se suman varios patovicas más. Un locura, era todo un descontrol", confesó. "Se sumaron varios patovicas. Abrieron una puerta de vidrio que está al costado, me sacan, me toman del cuello otra vez y me tiran en el piso. Y entre tres o cuatro me empiezan a pegar puntinazos en la espalda", contó Llonch. Sus amigos que estaban con él intentaron ponerle fin a la agresión pero fue imposible.
Tras la agresión, el joven regresó a la puerta del boliche para hablar con algún encargado, pero la respuesta fue negativa. Nadie quiso atenderlo. De allí fue derecho a la comisaría y efectuó la denuncia contra el boliche. Los fiscales de Flagrancia David Carizza y Silvia Castelli investigan el caso.
"Si no hacía la denuncia estaba justificando el accionar de estas personas. Tenemos que entender y ponernos firmes que esto no puedo pasar", reflexionó ante Rosario/12.
Isidro es hijo de Jorge Llonch, histórico sonidista de Fito Páez, y su madre es la jueza de instrucción Alejandra Rodenas. Tal vez por la repercusión que tomó lo ocurrido fue que el mismo dueño del boliche Zeta, Carlos D'amico, lo llamó para disculparse. Lo más llamativo es que el bolichero le dijo que "se solidarizaba, que siguiera este camino de la denuncia, y me comentó que ellos siempre tienen muchos problemas con la gente que trabaja allí. Pero me dijo que no tuviera miedo de concurrir nuevamente al boliche y me pidió disculpas". Zeta funciona durante el invierno en Pichincha, y en temporada estival, en este local ribereño.