Durante el fin de semana, el río Paraná bajó otros 13 centímetros frente al puerto de la capital entrerriana, por lo que el lunes se mantenía con una altura de 33 centímetros debajo del nivel del mar, lo que configura la peor situación hídrica detectada desde 1944.
El nivel del agua también descendió en las costas de las ciudades entrerrianas de Diamante y La Paz, y se mantenía lejos de sus niveles normales frente a Victoria. El Instituto Nacional del Agua indicó que la tendencia descendente "continuará predominando en los próximos tres meses" y que julio será "especialmente crítico”.
En diálogo con Que Vuelvan las Ideas, el ingeniero subgerente del sistema de información y alerta hidrológico del Instituto Nacional del Agua, Juan Borus sostuvo que esta bajante "no se ve desde hace 50 años" y que, lo más importante es que "todavía no alcanzó su mínimo".
"Es probable que estemos en uno de los eventos más críticos en lo que se refiere a bajantes", advirtió y agregó que se está viviendo el tercer año de sequías en la zona y sus bajantes asociadas.
Las consecuencias asociadas son de nivel económico, ya que "se limita la navegación fluvial", señaló.
En el mismo sentido Borus indicó que "gran parte de la actividad económica argentina se concentra en el Paraná", con lo cual "esta bajante tan significativa nos perjudica día a día".
Por último, el funcionario insistió en que "hay que avanzar en la concientización de la comunidad sobe el uso racional del agua".