En el comienzo de Aunque es de noche de este viernes, Pablo Marchetti le dedicó su editorial al músico Roberto "Palo" Pandolfo, que murió este jueves a los 56 años.
A continuación reproducimos el inicio del homenaje que el periodista y conductor le rindió a un artista fundamental de la escena independiente argentina.
Buenas noches.
Él hundió su nariz en la espuma de las olas / Los rebotes del sol coronaron su final / Y él hundió su cabeza en la espuma de las olas / Los rebotes del sol coronaron su final, coronaron su final.
No puedo creer estar recitando esto a manera de epitafio, a manera de despedida. De tu epitafio, de tu despedida. Las palabras que da la impresión que vos mismo escribiste para este adiós dolorosísimo. Palo, querido. Lo siento y estoy muy triste. Muy triste. Es curioso, pero esas palabras que recitaba al comienzo tienen que ver con la primera reinvención de Palo Pandolfo. Así se presentaba en sociedad Los Visitantes. En realidad era el primer momento en el que Palo nos marcaba la diferencia. Porque Salud Universal, el disco debut de Los Visitantes, arrancaba con un rocanrol furioso, lo que sería un paseo por la ciudad en épocas oscuras. Sin embargo, Palo abandonaba allí la oscuridad feroz de Don Cornelio y se adentraba en un mundo algo más complejo y contradictorio.
Palo parecía más luminoso en Los Visitantes, pero desde su oscuridad, desde las profundidades poéticas que necesariamente son oscuras. Aún bajo el sol, Palo se permitió cuestionarse todo, inclusive aquello que había sido su bandera dark post-punk en Don Cornelio. El rock, la distorsión, la luminosidad de Los Visitantes nunca ha perdido profundidad, ni siquiera cuando recurrió a onomatopeyas en temas como “Pi Pa Pu”. Ni siquiera cuando habilitaba armar la pista del fogón oscuro en plan hippie. Claro que los signos de identidad folk que aparecían en Los Visitantes habían dado algunas pistas (...)