El gobierno de Mauricio Macri autorizó a diez satélites extranjeros a operar en el país durante el último año. La gran mayoría de esos aparatos compiten con Arsat afectando su plan de negocios. PáginaI12 accedió a un informe que la propia compañía estatal presentó en la jefatura de Gabinete donde detalla que en mayo todavía poseía capacidad disponible en sus dos satélites. Según ese documento, Arsat 1, que dispone de 1152 Mhz en banda Ku, tenía una ocupación del 78 por ciento, mientras que Arsat 2, con 1044 Mhz en banda Ku y 464 Mhz en banda C, poseía un 74 por ciento de su capacidad ocupada en banda Ku y apenas un 11 por ciento en banda C. Al ser consultado por este diario, el presidente de Arsat, Rodrigo de Loredo, confirmó los datos, aunque aseguró que desde que presentó ese informe la capacidad ocupada es un poco mayor en banda Ku por acuerdos recientes con la europea SES y Red Intercable.
La competencia para Arsat ha crecido de manera vertiginosa desde el segundo semestre del año pasado. El 3 de agosto el Gobierno dio el primer indicio de hacia dónde iba al publicar en el Boletín Oficial una resolución en la que autorizó a la empresa New Skies Satellites, propiedad de SES, a brindar servicios en el país con el satélite NSS-806 en la posición orbital 47.5 Oeste. Fue una oficialización de algo que ya venía ocurriendo porque ese satélite había sido autorizado a operar en Argentina en agosto de 2000 en la posición 40.5 Oeste y en 2014 fue desplazado de hecho a la posición 47.5. Cuando SES concretó ese corrimiento, lo hizo para poner el satélite SES 6 en 40.5°. Por lo tanto, desde entonces ambos aparatos operan en tándem lo que le permitió a la firma mejorar su capacidad de transporte de señales audiovisuales HD en América del Sur. La resolución generó preocupación entre especialistas porque avaló la maniobra de SES, aunque el SES 6 todavía no está autorizado a operar en el país, y lo hace apoyándose en una serie de normas que liberalizaron el sector entre fines de los 90 y comienzos de 2000 abriendo lugar a la competencia extranjera, política que entra en contradicción con la ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital aprobada en noviembre de 2015. Lo que vino después justificó esa preocupación.
El 19 de agosto se habilitó al Eutelsat 113 WA haciendo valer un convenio de reciprocidad con México, pese a que desde 2014 la mexicana Satmex pasó a ser controlada por la francesa Eutelsat, a punto tal que cambió su nombre por Eutelsat Americas. Al mes siguiente apareció en el Boletín Oficial una autorización para que DirecTV pudiera operar por dos años con el satélite Spaceway2, nave que ni siquiera tiene aprobados los derechos de aterrizaje en el país. El 3 de octubre se habilitaron los Eutelsat 115 WA y Eutelsat 117 WA que operan en bandas Ku y C, al igual que el Arsat 2. Ese mismo mes también se autorizó a la firma Southern Satellites Corporation a operar con Intelsat 30 e Intelsat 31. En febrero fue el turno del Hispasat 30W-4 y en abril el listado se completó con el Hispasat 30-5, que hasta entonces venía operando de manera ilegal, y el Intelsat 35e. A su vez, hay otros satélites que están en gateras esperando su oportunidad ya que la apertura no fue para todos sino que se decidió de manera discrecional.
Estas autorizaciones impactaron en el plan comercial de la estatal Arsat. “Para nosotros implica un desafío comercial más complejo porque vienen otros satélites a competir que tienen más capacidad, pero estoy de acuerdo con la política del gobierno porque una mayor oferta va a redundar en una baja del precio de conectividad que debe pagar el usuario final”, aseguró De Loredo a PáginaI12.
En el gobierno han tratado de relativizar el daño que le provoca a Arsat la competencia extranjera al afirmar que la capacidad de Arsat 2 estaba toda vendida. El informe al que accedió PáginaI12 demuestra que, al menos hasta mayo, eso no era así porque allí se detalla que en banda Ku tenía ocupado el 74 por ciento y en banda C apenas el 11 por ciento, siendo la telefónica Claro uno de los pocos clientes en esa última banda. De Loredo reconoció las cifras, pero igual se mostró conforme con las ventas de la capacidad satelital del Arsat 2 que realizó la compañía durante su gestión: “En este rubro estamos sorprendidos de lo bien que nos ha ido. En banda Ku esas cifras que tenés están levemente desactualizadas y casi no nos va a quedar nada disponible. En banda C el porcentaje también es un poco mejor del que figura en ese informe, pero no es una prioridad para nosotros porque su comercialización requiere una inversión previa en el despliegue de antenas”.
–¿Esa inversión la tiene que hacer Arsat? –preguntó PáginaI12.
–Sí, la tendría que hacer Arsat, pero estamos explorando una alternativa que es resignar banda C para ampliar nuestra capacidad de banda Ku, que está casi llena y donde tenemos otros potenciales clientes. Si salen esos nuevos negocios en banda Ku probablemente terminemos resignando banda C.
Lo que aún continúa sin definición es el futuro de Arsat 3, sobre todo en un escenario dónde la competencia de satélites extranjeros es cada vez mayor. En el gobierno dan por hecho que se avanzará con su construcción, pero se desconoce cuándo comenzará la obra y de donde provendrán los fondos ya que el Tesoro no le está transfiriendo recursos a la compañía y los ingresos corrientes no alcanzan para financiar la inversión. En el sector afirman que se está negociando un acuerdo con una empresa estadounidense, pero De Loredo prefirió no adelantar ninguna novedad.