La gran actriz argentina Ana María Picchio pasó por la tertulia de Una nueva aventura y compartió algunas anécdotas sobre su carrera de más de cinco décadas en el cine, el teatro y la televisión.
Su debut en la pantalla grande con el director David José Kohon, el curioso cruce con un director de fotografía quisquilloso y el papelito con el nombre de Ricardo Darín: la actriz de La Tregua, Operación Masacre y Costumbres argentinas, entre muchas otras obras, dialogó con Any Ventura, Hugo Paredero, Emanuel Respighi y Marisú Papaleo en el aire de la 750.
Estas son algunos de los mejores momentos de la charla.
Esta chica no es actriz, ¿no?
Any Ventura: Yo tengo el recuerdo de Breve cielo (1969), de David José Kohon. Esa Ana María Picchio con esa pollerita, con esos taquitos, con ese personaje tan vulnerable, que a mí me quedó más allá de todas las grandes cosas que hiciste después. A mí Breve cielo me quedó incrustada en la cabeza.
Ana María Picchio: A mí también. Es cuando uno logra que desaparezca el yo y aparezca el personaje. Ahí aparece el cuento. Eso fue un logro de David Kohon, porque esos son los logros que hacen los grandes directores. Y por eso gané el premio en el Festival de Moscú. Porque en el jurado estaba Sergéi Eisenstein, el director ruso más genial de todos. Esa gente sabe ver cine. ¿Saben lo que le preguntaron a Lucas Demare, que fue quien me dio el premio? “Esta chica no es actriz, ¿no?”. Y el viejo dijo: “No sé, no la conozco, no tengo la menor idea”. Imaginate lo que era eso. Por eso te quedó sellado, Any, porque lo sentiste como si hubieras mirado por el agujerito de la cerradura. A mí me pasó lo mismo.
La chica de la cara imperfecta
Emanuel Respighi: Repasando tu carrera, es realmente impresionante la cantidad de cosas que hiciste. Cine, teatro, televisión. Te destacaste con grandes obras y grandes personajes. Y además apareciste en Netflix, estuviste en la última temporada de Vis a Vis: el Oasis. Y pensaba, ¿cambió mucho la manera de producir, o en la comunidad artística, con respecto a los años 60, 70, 80, y ahora con las plataformas de streaming? ¿Notás cambios a la hora de actuar?
AMP: No sé si cambió, pero te digo una cosa que dijo en su momento Manuel Antín: “La próxima película que llegue en la que aparezca la Picchio, no le doy el crédito” (risas). Porque no sé qué pasaba conmigo, pero estaba en todos lados. No sé si era la edad, el estilo de la época, o si tenía ese perfil de esa época, sobre todo el de las actrices francesas, que eran o muy divinas o muy anti divinas, como yo. Esto me lo dijeron, además, no es que es cosecha mía. El que iba a hacer la fotografía de Breve cielo le dijo a David (Kohon): “Esta chica tiene una cara imperfecta”. Y David dijo: “Es la protagonista, yo sin ella no puedo contar esta historia”. Y el otro le respondió: “Pero David, nosotros somos la Nouvelle vague, y lo que tiene de interesante la Nouvelle vague, justamente, son las caras perfectas”. Yo escuché eso, eh (risas).
Hugo Paredero: Pongámosle nombre a ese fotógrafo maldito: Adelqui Camusso.
AMP: Sí, un grandísimo director de fotografía. Y cuando me ponía la luz para iluminar se agarraba la cabeza porque la luz no coincidía con mi cara (risas).
“Llamen a Darín”
Marisú Papaleo: Cuando grabaste Vis a Vis estuviste viviendo un tiempo sola en España, y me llegó el dato de que tenías un teléfono en el bolsillo, por si te pasaba algo. ¿Cómo fue esa experiencia?
AMP: Tenía el teléfono de Darín, por las dudas. Dos veces por semana me tomaba el tren para ir desde Barcelona a Madrid, en pleno invierno europeo, imaginate, y yo pensaba: “si me llega a pasar algo acá yo voy a parar a la morgue, ¿quién me conoce?" Entonces tenía un papel en el bolsillo que decía directamente: "llamen a Ricardo Darín" (risas). Decía: "Soy Ana María Picchio, actriz argentina, y por cualquier cosa llamar a Ricardo Darín". Y todos me preguntaban: “¿y Ricardo sabía?”. No, no, cómo le iba a decir a Ricardo, era por las dudas (risas).
En Cuba todas eran como la Picchio
Any Ventura: Hay una anécdota de cuando yo fui a Cuba por primera vez y todas las chicas estaban vestidas de Chechechela, tu personaje de Chechechela, una chica de barrio (1986). Era muy impresionante. En Cuba todas eran como la Picchio, como ese personaje. Tenían los mismo aros, el mismo pelo, el mismo vestidito.
AMP: Sí, se coparon los cubanos, se volvieron locos con esa película.