En su columna, Fernando Borroni reflexionó sobre la polémica que generó la foto de Alberto Fernández en el cumpleaños de Fabiola Yáñez, en junio del 2020.
Hay un dicho que asegura que se educa con el ejemplo. Y en política podríamos agregarle que se conduce políticamente con el ejemplo. Por lo tanto la foto, que ya circuló por todos los medios de comunicación de este cumpleaños en la quinta de Olivos, es injustificable.
Es una bofetada seca a todos los que sumamos nuestra voz, nuestro compromiso, las familias argentinas que se sumaron a defender la cuarentena.
Es una cachetada a quien se quedó en su casa porque quería cuidarse, quería cuidar a los suyos y también sabía que debía cuidar al otro, porque además así no los proponían.
Es una irresponsabilidad y un error que puede tener costos para el país. Uno dice "¿no estarás exagerando?", y no. Esto habla también de la mediocre discusión política que tenemos en un país donde una foto puede poner en riesgo ese proceso político en un país.
Hay que ser y parecer en la vida siempre. Y el Gobierno no puede dispararse a los pies tan seguido. La oposición le dispara a la cabeza y el gobierno se dispara a los pies.
Estos errores, estas irresponsabilidades, le dan letra a una oposición que es amoral, que es perversa y que es criminal. Pero ahora, ellos que multiplicaron el odio, que multiplican las ideas anticuarentena, que multiplican la idea de no te vacunarse, ahora se suben al púlpito de la ética, de la vida respetuosa de la moralidad y el púlpito se lo armaste vos.
Basta de embellecer al monstruo solitos. Parece que no alcanza con que todos los días le disparen a este gobierno en la tapa de los diarios. Ahora, además, el Gobierno le da un guión para que escriban con la tinta del odio para ver cómo lo pueden esmerilar todos los días.
Ahora hay que pensar cómo se sale de todos esto. No se sale negándolo. Habrá que pedir perdón y seguramente lo hará el presidente porque es su característica personal. Pese a todo esto, hay que dar la disputa por seguir "diciendo señores, señoras, no somos lo mismo, somos distintos".
Pese a esto, lo que representa al Gobierno sigue siendo la defensa de la vida, porque lo ha demostrado. Pese a esta foto, somos millones de argentinos y argentinas que hemos cumplido y que vamos a seguir cumpliendo con aquellas medidas que nos protejan a todos.
Por eso la foto es dolorosa. Hay que salir de la foto y mirar la película, y la película exige seguir defendiendo un modelo de país que excede la actitud individual de once personas en una reunión por más que una de estas once sea el presidente.
Hay que tener en cuenta alguna vez que el margen de error que tienen los gobiernos populares es finísimo porque la derecha es un monstruo.
Hay que salir por arriba intentando discutir política real porque ahora los inmorales se pasean sonrientes, mirando de un lado al otro, socarrones, sintiéndose que son dignos y éticos. Ahora el demonio te baja el Cristo de la cruz y te lo pasea como botín de guerra.
Hay un rol social político que se hace urgente, que es el no permitir que avancen esta oposición criminal que no tiene desde donde hablar. Lo que está en juego es mucho más grande.
Está este juego que millones de niños y niñas con hambre en nuestro país dejen de tenerlo. Está en juego una deuda que dejó el macrismo que nos ha secuestrado el futuro.
Está en juego el trabajo, la riqueza de nuestra patria, que no debe caer nuevamente en manos de estos saqueadores y depredadores de la derecha que hoy sonríen diciéndonos que ellos son en la verdad, la vida y la responsabilidad.
No podemos permitir que nos aten de manos. Hay que seguir andando. Se hizo mucho. Pero no se va a seguir caminando si negamos las piedras en el camino.
Hay que hacerse cargo de ellas, levantarlas, cargarlas y seguir andando porque la disputa es mucho más grande y la verdadera discusión en la Argentina es que más de la mitad de los argentinos son pobres. Esa es la política a discutir. Pero para dar esa batalla, por favor, no nos disparemos más a los pies.