Están surgiendo pruebas de asesinatos, detenciones e intimidación del talibán en todo Afganistán, contradiciendo la promesa del grupo islámico a principio de esta semana de no vengarse de sus oponentes, publicó este sábado The Guardian.
Según el diario, existen informes de que el talibán va "puerta a puerta" en busca de aquellos que trabajaban con el antiguo gobierno afgano o con países occidentales. Y también surgieron denuncias de combatientes que torturaron y mataron a miembros de una minoría étnica en una aldea. Son los hazara, musulmanes chiítas que lograron importantes avances en educación y estatus social en los últimos años.
Agnès Callamard, directora de Amnistía Internacional, dijo que la brutalidad de los asesinatos era "un recordatorio del historial del talibán y un indicador espantoso de lo que puede traer el gobierno talibán".
El grupo de derechos humanos dijo que es posible que no se hayan denunciado muchos más asesinatos porque los talibanes cortaron los servicios de telefonía móvil en muchas áreas que han capturado para evitar que se publiquen imágenes.
Tras el triunfo talibán, el mundo está preocupado por las evacuaciones y el futuro de los civiles
Mientras las potencias occidentales se concentran en completar las evacuaciones de Kabul sin una escalada militar, organizaciones humanitarias y, ONGs centran sus esfuerzos en la frágil situación de la población afgana en general, tanto de quienes permanecerán en el país como de los que buscan huir por cualquier medio tras el triunfo talibán y lo que consideran una posible represión masiva y la inminente imposición de la sharia (ley islámica).
Este contexto podría complicarse aún más ya que hoy se registraron los primeros combates entre fuerzas leales al Gobierno derrocado y los talibanes, ahora en control del país, lo que abona los temores, expresados por analistas locales e internacionales, de una nueva guerra civil como la que devastó al territorio después de la retirada soviética, a finales de los años 80.
Fuerzas leales al derrocado vicepresidente de Afganistán, Amrullah Saleh, así como a otros líderes del norte del país, anunciaron hoy que los talibanes fueron expulsados de tres distritos de la provincia de Baglan, al norte de Kabul, la capital.
Según fuentes locales citadas por el diario New York Times, los talibanes fueron desplazados tras la muerte de 15 de sus efectivos, en tanto otros diez habrían sido capturados.
Ni estos primeros combates ni las escenas de caos, violencia y desesperación que aún hoy se viven en los alrededores del aeropuerto de Kabul para escapar del temor a una ola represiva, ni la lluvia de críticas internas y externas que le cayó en los últimos días, cambiaron la posición del Gobierno de Estados Unidos.