Hasta este domingo (de lunes a viernes de 12 a 20 y los sábados y domingos de 17 a 20) puede visitarse en la sala del 6º piso del Espacio de Arte de la Fundación OSDE (Bv. Oroño 973) la exposición individual "Pintura de tiempo", de Mariana De Matteis (Villaguay, Entre Ríos, 1984). Es la segunda del ciclo de "Retrospectivas contemporáneas" que ideó la curadora Clarisa Appendino, autora de los textos de catálogo y partícipe del montaje.
El ciclo se abrió con El fuego camina conmigo, de Carlos Aguirre, que dejó una ficticia huella en la muestra actual. En un rincón poco iluminado a propósito, si se pone mucha atención se puede ver el calco realizado por De Matteis del dibujo de Aguirre que estuvo allí. Esto es una traducción, según contó la artista, de una exposición efímera que duró sólo un día, en una vivienda que estaba por abandonar, y donde las obras eran los contornos (dibujados en la pared) de los muebles, cables y otras cosas que habían estado allí.
"En el imaginario de Mariana De Matteis -escribe Appendino-, el dibujo se presenta también de un modo escurridizo, donde lo que se retiene, simultáneamente, se pierde". Al entrar a la sala, si se gira a la izquierda puede verse una grilla de papeles opacos pegados en la pared. Es preciso moverse buscando un punto de vista para descubrir que se trata de papeles carbónicos donde el dibujo es el trazo que los vació de materia. Calcados de fotografías, los dibujos rememoran otros tantos espacios perdidos. Los carbónicos se destruirán al despegarlos.
La paradoja del dibujo como un registro fugaz se continúa en otras: la de unas pinturas donde las imágenes resultan invisibles, o casi; la de unas esculturas que parecen frágiles pero son sólidas. En realidad los objetos están atrapados en ellas.