“Hay algo que desde chico me atrae que es encontrar las relaciones entre cosas que no parecen tener relación. Y me gusta ese momento en donde descubro esa relación, me produce una adrenalina, un momento ‘eureka’. Hay algo un poquito en mi enfoque musical que también tiene algo de científico loco”.

Así definió el músico, multi-instrumentista, compositor, director, productor e investigador rítmico, y generador de proyectos culturales -entre otras tantas profesiones- Santiago Vázquez su relación con la búsqueda de nuevos sonidos y ritmos musicales.

Esa búsqueda y curiosidad incansable lo llevaron a idear y dirigir La Bomba de Tiempo, Puente Celeste, La Grande y Colectivo Eterofónico o tocar con músicos de la talla de Roberto Goyeneche, Lito Vitale, Juana Molina o Pedro Aznar, infinidad de artistas que da cuenta de la eclecticidad de su trayectoria.

Vazquez creó y desarrolló, además el lenguaje de ritmo con señas de improvisación con percusión en tiempo real, que luego aplicó en La Bomba del Tiempo y La Grande. La combinación entre ritmo y composición con señas fue uno de esos “momentos eureka”. Así lo relató:

“El lenguaje de ritmo con señas lo armé como una confluencia de ideas que se me juntaron en un momento determinado. Toda mi vida fui un músico improvisador, me siento cómodo improvisando en los escenarios y toda mi vida toqué percusión desde desde un enfoque no muy purista de los estilos. Dentro de mi actividad de músico, me convocaron para participar de un concierto con Butch Morris, que dirigía improvisadores de free jazz mediante un sistema de señas que él había inventado. Todas estas cosas diversas en algún momento se me juntaron”, explicó.

La ausencia de una “tradición percusiva” en nuestro país y como idea principal el encuentro en la comunidad que provoca espontáneamente la percusión, Vazquez ideó ese lenguaje de ritmo con señas que tiene como base la improvisación, aunque con cierta “organización” dada por ese lenguaje.

“En el momento en que se me juntaron esas ideas vi la posibilidad hacer un grupo así que después fue La bomba de tiempo, que fundé después de armar este lenguaje de señas para lograr concretar esa visión”, contó.

Y confesó: “La única música que me representa es la que invento o la que está siendo inventada frente a mis ojos. La improvisación representa el momento, el lugar y las personas presentes como ninguna otra música lo puede hacer, pero es desorganizada, entonces necesitaba organización y, ahí, es donde entraron a jugar las señas como posibilidad”.

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La creación de Vazquez fue luego replicada en varios países del mundo – de hecho, hace poco se llevó adelante el primer encuentro italiano de percusión con señas – y hasta es utilizada por docentes y terapeutas, según contó el músico.

“Me da mucha satisfacción ver que sirve y que funciona y que hay muchísima gente usándolo para hacer su propia música, para encontrarse y tocar con otros, para disfrutar”, expresó

En esa línea, explicó que, cuando ideó el lenguaje, tuvo la intuición de que su “ensamble” funcionaría en aquellos países donde la tradición en torno a la percusión no estuviese tan arraigada. "Cuando se hizo ese ‘click’ en mi cabeza, me dio la sensación de que de que iba a funcionar bien en cualquier lugar donde no hubiera una tradición de percusión propia como Buenos Aires, Toronto o en Berlín", indicó.