"Así, no" un montón de cosas al día de hoy. Si me permiten, tengo una cebolla llena de capas que a medida que caen van repitiendo "así, no", "así, no".

Y que quede claro, esta historia no empieza ni termina en Alberto y Cristina, pero lo que es seguro es que, en tanto no termine, sigue haciendo mucho daño. Pero, tratemos de organizar un poco el devenir de los hechos.

El primer gran "Así, no" apareció el domingo y fue el que desató este gran zafarrancho. El pueblo en las urnas dijo "Así, no". Y se lo dijo al Presidente y a sus políticas, a sus tiempos decisionales, a sus metidas de pata. Ese es el primer y más importante "Así, no" en todo esto. Y que, por supuesto, es el que desata la discusión interna.

A nadie sorprende la grieta interior. Siempre se supo y también era de esperar que tarde o temprano las diferencias quedaran expuestas. Una derrota electoral resultó ser una inmejorable oportunidad para que los ánimos se tensen.

El problema es que no se pudieron manejar con sus animosidades y broncas. "Estudiantina" dijo Alberto. A mi me parece más bien cierta desmesura de esas que suelen darse en las militancias políticas y sociales con fuerte compromiso ideológico. Cuando uno cree realmente en algo, lo pelea, se angustia, se enoja y, a veces, mete la pata. Y no descubro América diciendo que detrás de Cristina hay intensidad militante.

En este frente que llegó al gobierno hace dos años, se sabía, había moderados encabezados por Alberto, y quienes están convencidos de que para cambiar las cosas hay que ensuciarse el mameluco, que vendrían a ser los cristinistas. Las urnas hablaron y dijeron que las políticas moderadas que buscan satisfacer al Fondo pero no a la angustia del pueblo, fracasaron. El pueblo le retiró parte del voto al Presidente.

Con toda lógica, esa otra parte del gobierno que ve diferentes caminos como solución, esperaba algún gesto que nunca llegó. Luego vino todo lo demás, culebrón a la altura de Netflix y guionado por prensa opositora o prensa amiga desconcertada.

"Así, no". Cada minuto de confusión nos debilita, nos resta, y fortalece a ya sabes quien. Y pasaron las horas y no hubo pronunciamiento ni voz oficial por parte de presidencia, y seguían pasando las horas y te operaban a un ministro y salía una funcionaria a desmentir renuncias, y seguían pasando las horas hasta que subió a la arena CFK y dijo su verdad.

Todo resulta una gran torpeza. Todo da mucha pena y bronca. Porque lo único que están logrando es lastimar a un pueblo demasiado herido ya.

El único "así, sí" de estas últimas horas se dió cuando Alberto le pidió a los sindicalistas y referentes sociales que pretendían llevar estas diferencias a la plaza, que desarmaran la convocatoria a la movilización. Tomo nota de esos nombres, irresponsables marca cañón.

Y sepan señores y señoras con poder de decisión: no da para más irresponsabilidades, torpezas ni desencuentros. No hay Alberto sin Cristina. Pero Alberto es el Presidente. Y el pueblo le dijo algo. Será que hay dejarlo que juegue su juego.

Cada moco que se manden, lo pagamos nosotres, que cada pelea los/nos debilita. Y que desde la oposición andan empachados de pochoclo viendo como el peronismo se desangra y ellos sin mover un pelo ganando puntos.

Y un último "Así, no" que nos compete a todas y todos. Pregunto: Argentines, ¿en serio quieren de nuevo a un Macri decidiendo por sus vidas? Por favor, vean mejor qué hacen con su voto, porque un voto puede ser un arma sobre la propia cien.