King Crimson, Pink Floyd, Emerson, Lake and Palmer, Jethro Tull: a principios de la década del '70, el rock sinfónico tendría su apogeo en Estados Unidos e Inglaterra luego de años de predominio de música, beat, el pop y el rock de guitarras filosas.
En nuestro país, la llegada del género se daría a mediados de esa década de la mano de grupos como Ave Rock, Crucis, La máquina de hacer pájaros, El reloj, Espíritu y Redd, entre otros, cuando ya en aquellos países del norte surgía el punk. Precisamente la historia del género y de esas y otras bandas es la que relata el libro Aperitivo Sinfónico- Introducción al rock sinfónico en la Argentina, de Miguel Ángel Dente y Daniel Ferrero.
El libro, dividido en 18 capítulos -cada uno trata de una banda en particular- rescata la voz de los protagonistas de aquella época, una tarea nada fácil, ya que muchos de los músicos fallecieron o tienen en la actualidad otras profesiones.
“Una de las particularidades que tuvo el rock sinfónico en la Argentina, un subgénero del rock progresivo, es que varias de las agrupaciones desarrollaron su actividad en distintas provincias. Hay bandas mendocinas, tucumanas, rosarinas, santafesinas y, por supuesto, de Capital y provincia de Buenos Aires, también”, contó Miguel Ángel Dente en diálogo con Gabriel Cócaro en La Casa Invita.
Además, Dente explicó que otra de las principales características del género fue el virtuosismo de los músicos: “Disponían de grandes solos dentro de los temas, generalmente temas extensos, de gran desarrollo y elaboración, con arreglos complejos. Y todo eso acompañado por una cuidada puesta en escena, iluminación y diseño gráfico, un producto compacto que se diferenciaba claramente de lo que podían ser los tres minutos de géneros como el pop o el beat”, precisó.
“La idea es dar a conocer a este subgénero que en nuestro país tuvo presencia, aunque quedara algo invisibilizado en la biografía local. Queremos también que los jóvenes sepan que a mediados de los '70 se produjo este movimiento, que tuvo gran repercusión porque iba desde reductos pequeños hasta copar estadios”, concluyó el autor sobre su libro.
