El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró este martes que su Gobierno "se ha opuesto al pasaporte sanitario o cualquier obligación relacionada con la vacuna”, al pronunciarse en la 76 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El mandatario repudió la existencia de los "pasaportes de vacunas" para poder ingresar a lugares públicos, algo que vivió en carne propia en Nueva York, donde tuvo que comer en la vereda pizza y picaña brasileña porque dice no haber sido vacunado. "Vengo aquí para mostrar un Brasil diferente a lo que se publica en los periódicos o se ve en la televisión", dijo.
Aclaró también que su gestión apoya la vacunación contra el coronavirus, aunque repudia su obligatoriedad, y militó a favor de remedios como la cloroquina, un medicamento que el mismo promocionó en Brasil como parte de un nunca comprobado tratamiento precoz contra el Covid-19, que además ahora está siendo investigado como un posible crimen contra la humanidad por el Senado
"Desde el inicio de la pandemia, apoyamos la autonomía del médico para buscar tratamiento precoz, siguiendo la recomendación de nuestro Consejo Federal de Medicina. Yo mismo fui uno de los que se sometieron al tratamiento inicial. No entendemos por qué muchos países, junto con gran parte de los medios de comunicación, se opusieron al tratamiento inicial. La historia y la ciencia sabrán responsabilizar a todos", desafió.
Luego, recordó que “el pasado 7 de septiembre, fecha de nuestra Independencia, millones de brasileños de manera pacífica salieron a las calles en la manifestación más grande de nuestra historia para demostrar que no renuncian a la democracia, a las libertades individuales y el apoyo a nuestro gobierno”.
“Como se demostró, Brasil vive nuevos tiempos económicos, tenemos uno de los mejores desempeños entre los países emergentes. Mi gobierno recuperó su credibilidad externa y hoy se presenta como uno de los mejores destinos para la inversión”, agregó.
El mandatario de la ultraderecha también invitó a los líderes mundiales a ver por si mismos las políticas ambientales de su gestión hacia la selva amazónica y aseguró que llegó al Gobierno en 2019 cuando Brasil "estaba al borde del socialismo".