El Indec volvió a difundir su índice de salarios. Cuando las paritarias comienzan a tomar forma, las estadísticas oficiales confirman un diagnóstico conocido: en un contexto de recesión e incremento en el desempleo la capacidad de compra de los salarios se contrajo en 2016 y continuó en retroceso durante el primer bimestre de 2017. Entre enero y febrero el indicador arrojó una suba global del 2,9 por ciento mientras que los aumentos de precios oficiales llegaron a 3,8 por ciento. El resto de las mediciones de inflación publicadas por consultoras, sindicatos y provincias oscilaron entre el 2,9 por ciento de San Luis y el 4,1 por ciento de la Ciudad de Buenos Aires o la UMET.
La publicación del informe sobre los salarios se había interrumpido como parte del apagón estadístico decretado por el Gobierno dos semanas después de asumir. El deterioro del poder adquisitivo se extiende a salario mínimo vital y movil, la asignación universal por hijo y las jubilaciones mínimas.
El documento publicado por la autoridad estadística permite estimar la evolución de los ingresos laborales de los trabajadores del sector privado, público y los no registrados. Con una mejora de 4,7 por ciento los trabajadores en relación de dependencia son el único rubro que, según el Indec, registró subas por encima de los aumentos de precios en los dos primeros meses del año.
Ante el sostenido deterioro del universo laboral que durante el primer trimestre del año anotó el nivel de desempleo más elevado en diez años al marcar 9,2 por ciento, esa tímida mejora no anticipa una trayectoria de recuperación que permita revertir la caída de 6 puntos porcentuales experimentada el año pasado por los trabajadores registrados.
Los salarios de los estatales y los precarizados registraron variaciones de 0,7 y 1,7 por ciento, respectivamente, que representan una profundización en la contracción de su capacidad de compra. El segmento de los informales no solo registra una caída en sus ingresos reales sino que es el más castigado por el incremento en la desocupación. El regreso del informe oficial no estuvo acompañado por las mediciones para los no registrados durante 2016.
El informe del Indec muestra que los salarios del los trabajadores registrados –privados y estatales– aumentaron según el Indec 32,9 por ciento durante el año pasado mientras que el promedio de las mediciones de inflación arrojó un salto del 40 por ciento. Los registros oficiales confirman el retroceso agregado del 6 por ciento en la capacidad de compra. La cifra, que no incluye la evolución de los salarios de los no registrados, equivale a decir que a cada trabajador le pagaron tres semanas menos en el año. “Los acuerdos paritarios en general tienen cláusula gatillo y algunos se han cerrado más cerca del 20 por ciento. Y como la inflación seguramente va a estar por debajo, vamos a tener un aumento del salario real durante este año”, consideró en febrero el titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Desde el CIFRA que depende de la CTA sostienen que la devaluación, la eliminación o reducción de los derechos de exportación, el incremento del precio de los servicios a partir de la creciente quita de los subsidios articulado con una política monetaria restrictiva además de una estrategia de “represión” salarial dieron forma a una caída de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional del 37,4 por ciento en 2015 al 34,3 por ciento en 2016. Esto equivale a una transferencia de ingresos del trabajo al capital del orden de los 16.000 millones de dólares y retrotrae la situación distributiva a niveles que se ubican por debajo del 2011, cuando alcanzaba el 34,9 por ciento del PIB.