Al menos 32 personas murieron y 53 resultaron heridas este viernes por un atentado en una mezquita chiita ubicada en la ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán, informaron fuentes médicas a la agencia AFP.
El ataque tuvo lugar durante el rezo del viernes, el día considerado de descanso para los musulmanes. "El número de fallecidos evacuados hasta ahora de la mezquita es de 32 y hemos trasladado también a más de 50 heridos al hospital de Kandahar", señaló la fuente que advirtió que "estas cifras no son las definitivas".
Tras la explosión, "fuerzas especiales del Emirato Islámico (como se autodenominan los taliban) llegaron a la zona para determinar la naturaleza del ataque y otros detalles, y para llevar también a los culpables ante la justicia", le dijo Qari Saeed Khosty, portavoz del Ministerio del Interior, a la agencia EFE.
El portavoz talibán, Bilal Karimi, confirmó la explosión y dijo que se estaba llevando a cabo una investigación, sin proporcionar más detalles. El funcionario agregó que las fuerzas especiales del Emirato Islámico (nombre que dan los talibanes a Afganistán) "llegaron al área para determinar la naturaleza del incidente y llevar a los responsables ante la justicia".
Las imágenes del atentado se multiplican en las redes sociales, en las que se puede ver cuerpos ensangrentados tendidos en el suelo de la mezquita y en el exterior, gente corriendo y pidiendo ayuda desesperadamente.
"Estamos entristecidos al enterarnos de que se produjo una explosión en una mezquita de la hermandad chiita en el primer distrito de la ciudad de Kandahar en la cual un número de nuestros compatriotas fue martirizado y herido", escribió en Twitter el vocero del ministerio del Interior, Qari Sayed Khosti.
Segundo ataque
El de este viernes es el segundo ataque a una mezquita chií en una semana. El viernes pasado, en la ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán, otra explosión causó 80 muertos y más de cien heridos. El atentado fue reivindicado por la organización y se trató del ataque más mortífero perpetrado desde que las tropas estadounidenses abandonaran el país, el 30 de agosto.
El EI-K es rival del movimiento islamista de los talibanes aunque ambos sean sunitas. El grupo, que ve a los musulmanes chiítas como apóstatas que merecen la muerte, reivindicó varios atentados mortales en todo el país desde que los talibanes tomaron el poder.
El grupo también ha apuntado a combatientes talibanes en ataques más pequeños. Los talibanes, que tienen su propio historial de persecución de los chiitas, regresaron al poder en Afganistán el 15 de agosto y, desde entonces, hicieron de la seguridad su prioridad, después de veinte años de guerra.
Los chiitas representan cerca del 10 por ciento de la población afgana. Muchos de ellos son hazaras, un grupo étnico que ha sido perseguido por décadas en el país.