En su editorial de La García, Cynthia García reflexionó sobre el avance de las ultraderechas en la región y aseguró que la presión del poder real y dos días de masivas movilizaciones debieran servir como punto de apoyo para pisar el acelerador “hacia un modelo verdaderamente distributivo”.
El editorial de Cynthia García
El mundo está crujiendo, el daño al planeta amenaza con tomar giros irreversibles y la consigna del lingüista Noam Chomsky, “Internacionalismo y extinción”, ya no suena exagerada por acá. América Latina sigue siendo un territorio en disputa, por citar algunos países de la región:
En Bolivia, Luis Arce cumple un año de gobierno que avanza con políticas de profundización del modelo instalado por Evo Morales.
En Perú, Pedro Castillo la tiene difícil e intenta sostenerse frente a una derecha que lo quiere poner en jaque desde el día inicial siguiente al sufragio electoral. Recordemos que se negaban a nombrarlo presidente, aún con los votos ya contados en su totalidad.
En Chile y Ecuador, Sebastián Piñera y Guillermo Lasso intentan justificar las cuentas offshore reveladas en los Pandora Peppers. Ayer declaré ante la comisión de la Asamblea Ecuatoriana que investiga lo revelado por el Consorcio de Periodistas por mi investigación para Página 12 y La García del entramado offshore del actual presidente del Ecuador.
Acá en Argentina nos debatimos en cómo consolidar políticamente el Frente de Todos y qué agenda ejecuta el Gobierno en el contexto de la pandemia, la presión del poder real y dos días de masivas movilizaciones que debieran servir como punto de apoyo para pisar el acelerador hacia un modelo verdaderamente distributivo.
La cuestión profunda sigue siendo para nuestra América resolver la desigualdad y detener las oleadas neoliberales, en palabras de Álvaro García Linera.
Jorge Alemán, en una entrevista de Celeste del Bianco para Tiempo Argentino, dijo: “Ya no hay más derechas, prácticamente conservadoras o liberales. La ultra derecha. La ultra derecha es una impronta que tiene diversos tipos de personajes y es el resultado de una hibridación porque la componen personajes distintos. Son fundamentalmente ultra derechas neoliberales”.
Las ultra derechas neoliberales están hechas para condicionar y determinar el resto de las derechas, hasta el punto de que va a llegar un momento en el que no va a existir derecha que no sea ultra derecha.
Estas derechas que ya lo están adelantando se niegan de antemano al acuerdo propuesto por el gobierno, iniciado por Sergio Massa, que ven los derechos laborales como una variable evitable, se niegan al acuerdo y ven los derechos laborales como una variable evitable.
Dicho crudamente, quieren que desaparezca el trabajo como garantía de dignidad. Quieren volverlo lo que no es: una mercancía.
Son pre Rerum Novarum. Rerum Novarum es la encíclica papal de 1891, la primera encíclica, el primer documento social de la Iglesia Católica que determina que el trabajo no es mercancía y habla del sentido de la vida del hombre desde la dignidad del trabajo.
Es la base sobre el que la cual se funda nuestro derecho laboral de carácter protectorio: el trabajo es un derecho, no una mercancía. Rerum Novarum es el inicio de lo que se llama la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que postula el Papa Francisco.
El sábado mismo, para horror de toda esta verdadera casta, las derechas y adelanto de Jorge Alemán de las derechas que se van a volver ultra derechas, el Papa Francisco pidió salario universal y reducción de la jornada laboral. “Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos”, dijo.
Y es tarea de los gobiernos establecer esquemas fiscales y distributivos para que la riqueza sea para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad, sin que esto suponga un peso insoportable principalmente para la clase media.